Antonio Morillo Crespo

Mantequita Flandes

La Corredera

A una jugadora de fútbol le ponen una zancadilla y no tarda un minuto en levantarse

06 de julio 2023 - 00:00

Antes se decía cuando uno era muy endeble y solo con soplarle se caía: “este niño es de mantequita Flandes”. Quería decir no tanto que fuera un roble, sino ni tan siquiera una caña de bambú. Nada más tocarle se derretía.

Bien, pues esto me lo digo yo todos los días cuando veo el fútbol, que es mi gran afición, y contemplo cómo cualquier jugador, tan solo con que le rocen, ya está en el suelo diciendo “ay, ay, ay, ay”. Y tiene el árbitro que parar el juego, llegar a él a consolarle e incluso los masajistas darle o untarle pócima de curación.

Pero no es uno, son la mayoría, y eso da una sensación, da una idea de que están hechos de purpurina, de plástico, de migajón de pan… ¡qué vergüenza! Y todo para que el dicho árbitro le saque una tarjeta al contrario que sólo le ha rozado.

Lo más curioso del asunto, y ustedes lo pueden comprobar, es que en el fútbol de mujeres no pasa esto, le dan un empujón a una jugadora o le ponen una zancadilla o cosa similar y no tarda un minuto en que esté levantada y corriendo como si tal cosa. Me sorprende, me encandila ¿cómo es posible que la mujer, siendo en teoría más frágil, más delicada, sea más fuerte y más resistente que los tíos? Es incomprensible.

Siempre se ha dicho que la mujer es más débil físicamente que el macho. Y el hombre siempre ha presumido de robustez, firmeza y aguante. ¡Pues no, en este fútbol de ahora han cambiado bastante las cosas!

A propósito de la campaña que ahora se trae con la semana del Orgullo LGTBI, viene a cuento recordar que el varón nace con sus caracteres primarios y la mujer con los suyos, diferentes anatómicamente se entiende. Y al llegar a la pubertad se manifiestan más expresamente los caracteres secundarios tanto en uno como en otra.

Pues bien, todo el mundo debe saber que tanto uno como otra tienen hormonas masculinas y femeninas (entre ellas, la atracción al otro sexo). En la mayoría, son más unas que otras y cuando se desnivelan, se manifiestan mas los casos de homosexuales.

No me quiero meter en el charco. Solo digo que hay que ser extremadamente respetuosos y comprensivos con estos casos. Que todo es cuestión de hormonas.

Siempre se han entendido y no es injurioso que la feminidad tiene sus peculiares características y la masculinidad las suyas. Y esto es precisamente o sobre todo lo que hace que se atraigan sus portadores. Sin más. No hay que faltar respeto ni insultar. Hay que saber y comprender.

P.D. Si yo fuerza árbitro de fútbol, cuando un jugador se cae de esta suerte de mentiriquilla, pararía el juego y llamando a los camilleros, cinco o diez minutos en la banda. Y así uno y otro. Y se acabaría estas tragedias de mantequita Flandes.

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