Ombú, bellasombras del mes de agosto

El Ombú, (Phytolacca dioica), también llamado “bellasombra”, es un árbol originario de la zona subtropical de América del Sur. Sin embargo, el sugestivo sobrenombre proviene de La Pampa Argentina donde existían un gran número de ejemplares solitarios que servían como descansadero para los gauchos, por lo que es considerado por muchos como el árbol nacional de ese país.

Es un árbol raro e intrigante, hasta el punto de que hay muchos botánicos que lo catalogan como una hierba o mata ya que no tiene realmente madera, están interiormente llenos de agua y sus ramas brotan por todas partes desde sus raíces aéreas, que también sirven para sentarse y descansar sobre ellas.

Además, su savia, que es roja y tóxica, repele a muchos insectos e incluso a los pájaros, lo que permite un descanso bajo sus grandes copas todavía más placentero y justifica con creces su bonito nombre.

Fueron traídos a nuestro país por los conquistadores españoles y existen muy buenos ejemplares en Valencia y en Sevilla, donde se halla ‘El Ombú de la Cartuja’, reconocida como la bellasombra más vieja de Europa ya que cuenta con más de 500 años y fue plantada por Hernando Colón, hijo del gran descubridor y en recuerdo del cariño que tenía su padre a ese monasterio hispalense, donde inicialmente fue enterrado.

En Jerez tenemos varios ejemplares de gran valor como el del Zoobotánico, que da sombra a un grupo de gacelas y a varios caballos de Przewalski, en peligro de extinción.

Hay otros magníficos ombúes en los jardines de la Atalaya, en la Casa Club de Golf Montecastillo, en el González Hontoria, La Moncloita, etc.

Pero en realidad todos los árboles deberían llamarse de “buena o magnifica sombra” porque nos refrescan y alivian del sofoco y ardores del verano y hacen bajar las temperaturas de nuestras calles durante todos los días de agosto.

¡Gracias, por ello, benditos árboles!