TE tiras dos o tres años preparando las oposiciones ya sea para juez, policía, correos, profesor, auxiliar administrativo o la que sea. Haces cientos de simulacros de exámenes, unos salen peor, sobre todo al principio del camino y otros incluso los bordas. Sueles tener la ayuda de uno o varios profesionales que te ayudan a prepararte para el examen, pero llegado el día, en medio de miles de iguales, todos opositores, te sientes muy solo.

Eres tú y el examen. Casi con total seguridad habrás tenido problemas para conciliar el sueño la noche anterior y el café de por la mañana te haya obligado a ir más rápido de lo acostumbrado al cuarto de baño. Ya luego camino de tu examen, te surgen todas las dudas, todos los miedos habidos y por haber. Incluso se te llega a pasar sucintamente la posibilidad de abandonar, de darte media vuelta y acostarte en tu cama tapándote hasta las orejas. Pero después de todo esto, ocupas tu lugar y te enfrentas de la mejor forma posible al examen, hasta tal punto que llegas a perder la noción del tiempo.

Ya no hay vuelta atrás en la Copa del Mundo, no queda ningún partido más para poder arreglar una mala tarde. Con los octavos, llegan las verdaderas oposiciones a campeón del mundo. Estoy seguro de que como cualquier mortal los jugadores también sufren los días y momentos antes del partido, pero una vez que el balón empieza a rodar todo eso debe quedar fuera del terreno de juego.

Ha llegado el momento de darlo todo, porque para ser campeón del mundo solo cabe ganar los todos los cruces aunque sea desde la tanda de penaltis. Ahora se verá quién es quién, qué equipos han llegado en mejor condición física y psicológica. Es una oposición que consta de cuatro partidos y solo tendrá un único ganador. Es la hora del talento, del esfuerzo, de la solidaridad, la determinación, la confianza, pero sobre todo es la hora de ganar.

El premio final es muy grande, como grande y dolorosa es cualquier derrota en el camino, porque te manda a casa con la sensación de fracaso. Por cierto, tendremos que estar muy atentos a cómo afectará el Mundial a los jugadores, porque este año, a diferencia de lo habitual, volverán a la competición doméstica sin apenas tiempo para olvidar el esfuerzo tanto físico como mental que supone participar en una competición tan exigente como la Copa del Mundo.