En el año 2013, gobernando el PP, se efectuaron reformas que afectaron a la clase trabajadora. En ese año se eliminaron los derechos de representación y negociación en la empresa , que repercutió en la bajada de los salarios. Se aportó millones para salvar a diversas entidades financieras. Además se modificaron a la baja las prestaciones de la Seguridad Social.

Bajos salarios, menos cotizaciones, mas paro, menos cotizaciones, mas dinero para los bancos e impedir su quiebra, menos cotizaciones. El sistema de pensiones público entró en déficit y los tertulianos estrellas, economicistas, comenzaron a divulgar que el sistema público de pensiones no tenía futuro. Solución: acudir a un sistema privado de pensiones, administrado por diversos tipos de empresas financieras. Una solución peor, porque entre los gastos de gestión e inversiones de dudosa rentabilidad, el capital aportado disminuía en muchos casos.

Los sindicatos se movilizaron para revertir y ampliar las prestaciones sociales. No estaban locos, sabían lo que querían para que el sistema púbico de pensiones fuera viable: No al 0,25% de tope de aumento anual de las pensiones. Sí a la separación de las fuentes de financiación de la Seguridad Social; Sí a la derogación del factor de sostenibilidad, si al reconocimiento de las parejas de hecho a efecto de las pensiones. Sí al destope de pensión máxima; Sí a la renta básica; y más…

Estos acuerdos tienen que pasar por el Congreso. ¿Qué pasará con las votaciones? La política está que arde.

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