El parqué
Jaime Sicilia
Sesión de menos a más
Tribuna Económica
Han sido sólo 9 millones de euros los repartidos entre País Vasco, Navarra, Extremadura y Comunidad Valenciana como ayudas al desempleo juvenil. Andalucía ha sido excluida y la Junta ha elevado al cielo su quejío de protesta ante la afrenta, pero quizá también para, como hacen los flamencos, ir adaptando la garganta al tono del compás electoral que se avecina. En todo caso, consigue que suene como el quejío de Távora durante la transición, que no era el del cante que compran los señoritos, sino el de un pueblo ante la injusticia social y el abandono del centralismo. Han pasado cuatro décadas de autonomía en las que se han despilfarrado ayudas multimillonarias para el desempleo juvenil, así que no parece tan razonable como entonces llevar las quejas más allá de Despeñaperros, pero en la Junta deben pensar que las implicaciones electorales del caso lo justifican.
La relevancia política no está en la pequeñez de los 9 millones, sino en la señal que envía el gobierno sobre la temida interferencia de los intereses partidistas y electorales en la aplicación de los fondos NextGeneration y en el dilema que se plantea a los representantes políticos andaluces en las Cortes ante el conflicto de fidelidades entre el partido que los propone y el votante que los elige. En todo caso, la reacción de la Junta y de los partidos que la apoyan no solo está plenamente justificada, sino que no puede ser de otra manera. No se puede ignorar un agravio tan insolente que incluso obliga a la reacción del candidato socialista a presidir la Junta de Andalucía tras las próximas elecciones.
En el Gobierno, o al menos su vertiente socialista, se apuesta por la "recuperación y resiliencia" como principal argumento electoral frente a la escalada de expectativas en la derecha. Cuenta con el poderoso apoyo de las ayudas europeas para consolidar los feudos que dominan y asegurarse el apoyo del resto de la izquierda, vascos y catalanes, aunque la dificultad del cuadre final aumentará con las fisuras del voto socialista en Andalucía y Madrid. También es fuerte la apuesta por el voto juvenil y compartida por el PP andaluz, como se ha visto en el debate sobre el estado de la comunidad.
De los 868 mil parados que había en Andalucía al finalizar el segundo trimestre, 132 mil tenían menos de 26 años. En otros sitios la proporción es mayor, debido a que aquí hay más desempleo entre de mayores, pero la tasa de paro juvenil (proporción entre parados y activos con menos de 26 años) andaluza ha sido la más elevada de España en la mitad de los 80 trimestres transcurridos durante las últimas dos décadas (Extremadura y Canarias en la otra mitad) y siempre por encima de 20. En la actualidad es 47, pero llegó a situarse en 67 durante el tercer trimestre de 2013. En España es 38,4, en País Vasco 37,8 y en Navarra 26.
De todo ello se deduce que, con la única excepción de Canarias desde el inicio de la pandemia, en ningún otro sitio el problema del desempleo entre los jóvenes es tan acusado como en Andalucía, así que el criterio de reparto solo se explica por intereses de partido y peajes a cambio de apoyos parlamentarios y la Junta tiene la obligación de quejarse.
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