La jornada de ayer cerró con pocas variaciones en los principales índices europeos en una sesión con pocas referencias macroeconómicas donde destacó la moderación en abril de las caídas de las órdenes de pedidos de fábrica en Alemania (-0,4% mensual frente al 10,9% en marzo) y la estabilización de las ventas minoristas en la Eurozona (0,0% versus -0,4% en marzo). De esta manera, se afianza el escenario de ralentización de la actividad económica en la Eurozona, lo que potenció la cautela entre los inversores.

Una cautela que se vio, a su vez, impulsada por el sorprendente incremento del tipo de interés del Banco de la Reserva de Australia –25 puntos básicos (pb) hasta 4,10%– que añadió mayor incertidumbre sobre las próximas decisiones en la política monetaria del BCE y la Fed. Si bien se espera la semana que viene un incremento de 25 pb de los tipos de referencia del BCE, no hay consenso entre los inversores respecto a la senda que la autoridad monetaria de la Eurozona seguirá tras la reunión del próximo 15 de junio. Los inversores difieren sobre los siguientes pasos de la política monetaria de la Fed, ya que la pausa en el actual ciclo de subidas de tipos sugerida por la Fed podría postergarse por la fortaleza del mercado laboral en EEUU y los todavía elevados niveles de inflación.

Los inversores perdieron apetito por los activos de riesgo ante las crecientes tensiones geopolíticas y el recrudecimiento de la guerra en Ucrania. La destrucción de la presa de Kharkovka en la región de Jerson y los encontronazos entre navíos de China y EEUU en el estrecho de Taiwán añaden presión.

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