Dolores Barroso Vázquez

Septiembre: tiempo de comienzos, proyectos e ¿ilusiones?

Tribuna libre

26 de septiembre 2023 - 00:00

Para mí todo comienza en septiembre, nací el día 11, y a la ilusión de la celebración de mi cumpleaños se le ha unido siempre la sensación del inicio de un tiempo inédito, siempre marcado por el comienzo del nuevo curso. Un cierto aire de fiesta y de optimismo apurando los últimos días de vacaciones favorecidos por la celebración del vino nuevo, con una luz diferente y el aire que de vez en cuando anuncia el otoño. No cumplo años, sumo cursos. El próximo viernes empezamos las clases en el Campus de la Asunción con ilusión y esperanza de prender el interés en el alumnado, de ser útil y feliz, de cumplir objetivos, mejorar, poner en marcha nuevos proyectos. Les prometo que uno y otro año pongo todo mi empeño.

A tenor de los titulares e imágenes que nos regalan los medios de comunicación compruebo una vez más que este también es el mes de los anuncios de grandes planes y proyectos políticos, la promesa del arranque de una época de prosperidad y cumplimientos, de demostrar que lo anterior estuvo mal hecho. Les aseguro que no dudo de las intenciones de nadie, que siempre quiero creer que a quien le toca gestionar la cosa pública quiere dar lo mejor y no fallar por propio interés aunque sea, muchos también por interés de todos. El nuevo gobierno municipal rezuma ilusión y compromiso, igual que todos los anteriores cuando estrenaron sus actas de concejales. Desde el primer día de septiembre hemos asistido como espectadores implicados a la puesta en escena de una catarata de iniciativas, nombramientos y anuncios. Desde mi cómodo, pero comprometido anonimato, algunas me han preocupado, otras me han esperanzado y varias me han faltado (para cuando la convocatoria del concurso público para resolver el vacío en la dirección del Villamarta; la corrección de la errónea puesta en uso del Alcázar de la ciudad; el inicio del proyecto de puesta en valor de intramuros y la redacción final de su plan director).

Quiero centrarme hoy en una que me incita a volver a ilusionarme: el compromiso personal de la alcaldesa, con su concejal de cultura al lado, con la BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA DE JEREZ. Quiero, necesito entender esta iniciativa como una corrección de errores, como una rectificación después de la reflexión de lo que no estuvo bien hecho. Como un compromiso con la cultura de base de nuestra ciudad. Aún me duele la salida del maestro Francisco Orellana de la dirección de la banda en el ERE municipal. Nuestra banda municipal es una de las instituciones culturales más antiguas no solo de Jerez, incluso de la provincia. Está íntimamente ligada al nacimiento de la formación reglada de la música. Fundada por Germán Álvarez Beigbeder, es el germen de nuestro Conservatorio Profesional de Música Joaquín Villatoro, forma parte de nuestro patrimonio Cultural. Nada más que por conservar el legado documental de su archivo, compuesto por las partituras que reflejan la creación musical de casi un siglo de existencia, por su vinculación con la intrahistoria de la ciudad en su acompañamiento a la vida de tantas generaciones Reivindico su significación en la cultura de Jerez y en la historia de la música, la resilencia y compromiso de sus músicos y en especial la aportación de Francisco (Paco) Orellana, digno sucesor de los grandes músicos que mantuvieron en alto su batuta. Pero para que este camino concluya con la normalización y la continuidad de nuestra banda municipal será imprescindible consignar la partida correspondiente en los próximos presupuestos municipales. Aprovecho para reivindicar también un compromiso económico con la cultura de Jerez, la máxima de “no gastar dinero en cultura” no vale, en cultura no se gasta, se invierte. Confío en que tenemos al frente de cultura un solvente economista que conoce y quiere a nuestra ciudad.

No les canso más. No sé si despedirme de ustedes con September de Earth, Wind and Fire sonando de fondo, o con María José Santiago entonando la De su Carita Divina de nuestro recordado Antonio Gallardo. Pero de los experimentos con los calendarios festivos les hablaré otro día.

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