Cuando llegan las jornadas electorales me encanta ir a depositar el voto y encontrarme con jóvenes. Es algo que me infunde alegría. Ellos han nacido con la potestad de depositar su opinión en una urna. Otros, aunque nacimos con la Dictadura, cuando fuimos mayores de edad pudimos empezar a disfrutar del trabajo que otros hicieron antes para nosotros. Cada vez que en una conversación sale el tema y escucho eso de "no voto porque ninguno de estos políticos merece la pena" o eso otro de "para qué voy a votar si no va a servir de nada" la verdad es que se me llevan los demonios. Intento convencerles para que depositen su opinión en una urna, que acudan aunque sea para introducir el sobre vacío y que conste como voto en blanco en señal de su desafecto. Todo menos quedarse en casa y pasar del colegio electoral. En esta vida hay que opinar, hay que decir lo que se piensa porque nunca se sabe si alguien al que has ayudado a llegar al poder con tu silencio puede jugártela. Entonces, joven, pasarás a ser cómplice por omisión.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios