Como ya había sucedido con anterioridad, en las elecciones para la renovación de las Corporaciones locales, celebradas el pasado domingo, Jerez ha vuelto a practicar el saludable y democrático ejercicio de la alternancia, al haber manifestado la mayoría de electores y bastante cualificada por cierto; que tras ocho años del gobierno del Partido Socialista, con el apoyo de otras fuerzas de izquierda, que era necesario para Jerez el acceso al gobierno de la ciudad de otra fuerza política, en este caso, el Partido Popular, con la ex alcaldesa y senadora del Reino, María José García-Pelayo al frente, algo que por otra parte, a pesar de la incógnita previa a todo tipo de elecciones, que sin duda podemos afirmar se veía venir a tenor del derrotero que desde la formación del actual gobierno de España, su actuación y especialmente sus aliados, ha ido tomando cuerpo, mes tras mes, año tras año, hasta culminar con este auténtico terremoto que, para tranquilidad de aquellos que han sido aquí desalojados de la poltrona, estaba sin duda alguna, cada día transcurrido desde entonces, cada vez más claro…

En las declaraciones de la todavía alcaldesa en funciones, señora Sánchez, en este mismo Diario, que en destacada tipografía recogía su opinión de que en la ciudad una mayoría no había votado pensando en Jerez, evidentemente apuntaba lo anteriormente dicho en este artículo puesto que además de intuirse que esto podía suceder; y así cada vez mas lo señalaban los sondeos electorales; salvo el desprestigiado CIS del miembro de la ejecutiva socialista señor Tezanos; e incluso ese ambiente y deseo de cambio que se rumorea más que se percibe en las horas previas a cualquier consulta electoral, la gestión gubernamental, con indisimulados enfrentamientos entre los socios; determinadas leyes promulgadas, los apoyos al ejecutivo de nacionalistas catalanes, valencianos y vascos entre otros, especialmente en el caso de estos últimos con la presencia de miembros de ETA, la rebajas de los delitos de sedición en Cataluña, la denunciada compra de votos y la crispación generada permanentemente en el seno de las Cortes y en la vida nacional, con intercambios continuos de descalificaciones entre las fuerzas políticas, venían anticipando lo que el pasado domingo día 28 de mayo se ha materializado en el auténtico varapalo que han recibido en general los partidos de izquierda y de manera muy especial el Partido Socialista; un partido de Estado sin duda; cuya trayectoria ya con Zapatero al frente y singularmente con su actual secretario general ha tomado un camino que incluso muchos de sus militantes y votantes ni entienden ni comparten, como se acaba de poner claramente de manifiesto.

Y es que gobernar con mentalidad de progreso, es decir, de avanzar en libertades y en conquistas sociales, no es ofertar a la ciudadanía, cuando las urnas están al llegar, un ramillete de ocurrencias como entradas para que los mayores vayan al cine a precio de saldo o los bonos para que los más jóvenes puedan adquirir libros, discos o que se yo cuantas regalías más, ni tampoco descalificar permanentemente a la oposición, tachándola de extrema, cuando uno mismo esta aliado con quienes quieren romper la unidad de España o con otros a su izquierda a los que también se podría aplicar el mismo calificativo.

Por eso surge inevitablemente la pregunta, ante esta realidad, no ya donde están los llamados barones sino donde están los verdaderos socialistas…