Análisis

MIGUEL ÁNGEL MONTERO JORDI

Lo que es bello merece la pena

Una de las mejores pruebas del algodón que desde todos los tiempos ha servido para poder decir si algo merece la pena y es positivo para las personas, es comprobar si esa realidad participa de la idea de belleza. La belleza de un paisaje, de un cuadro, de una melodía, un poema, el cuerpo de una persona y lo que vale más aún que es su corazón… Todo lo que es bello, engrandece a la persona, hace bien, da paz, inspira y suscita lo mejor de nosotros mismos, lo queremos, lo admiramos y nos llena interiormente. Como he dicho, gracias a Dios, son muchas las bellezas que nos rodean en nuestro día a día y la lista es larga… de entre las bellezas que pudieran estar en esa lista, yo quiero aquí decir con total certeza, que la vida cristiana es una belleza… Yo he tenido la oportunidad de viajar mucho y tratar con personas, religiones y culturas muy diferentes, y en todo momento he podido hablar con la boca llena y en voz alta sobre la belleza de la vida cristiana.

¿ No es una belleza una vida donde el amor a Dios y al prójimo es la norma de conducta principal? Una vida cristiana que se traduce en la misericordia, en el cuidado no sólo del cuerpo y la naturaleza, sino también del alma, el perdón, la valentía de vivir y levantarse cada vez que haya una caída, la entrega de la propia vida a los demás por amor, socorrer al sediento, defender la familia, al hambriento, a todo necesitado de la vida, la belleza de una vida que se traduce en el concepto que el alma del cristiano no muere nunca porque Dios, fuente de la belleza de la vida cristiana, la ha creado eterna…La vida cristiana, la belleza de vida de Jesús de Nazaret… ¿No te parece bella? ¿No la quisieras para tus hijos? ¿ No crees que si todos viviéramos esa vida bella tendríamos un mundo diferente y mejor?... La vida cristiana es un bellezón de vida y merece la pena…¿Te apuntas?

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