Ya rueda el balón
La Cartuja, patrimonio cultural
La Cartuja de Jerez es el monumento más importante de la provincia, por muchas razones, su historia, sus avatares, la significación de su espiritualidad, el inmenso patrimonio que un día albergó y el que aún permanece, su pasado, el difícil presente y sobre todo su incierto futuro.
Este fin de semana se ha hecho un esfuerzo ímprobo para que todo el que se acercara pudiera no solo conocer y disfrutar este espacio tan impresionante y único, sino que pudiera llevarse un pequeño trozo de su silencio, expresión de la presencia -en este lugar privilegiado- de Dios Padre eterno. El comentario más repetido del visitante ha girado en torno a la necesidad de restañar las heridas de muerte de este Monumento Nacional. ¿Cómo dejar que esta joya languidezca? Para ello, más allá de las escasas oportunidades del dos por ciento cultural del Ministerio de Cultura, se necesita la implicación de cada una de las administraciones para una intervención integral, una adecuación de los accesos, la reordenación del tráfico en una carretera sobresaturada que está matando el conjunto histórico, un compromiso por su permanencia y un pacto para no dejarla morir.
La Diócesis de Asidonia Jerez, usufructuaria de un patrimonio del Estado, hace esfuerzos mucho más allá de sus capacidades, pero no puede sola ni es justo que lo haga casi en solitario. Tenemos la oportunidad de demostrar -más allá de las palabras- que la candidatura a la Capitalidad Europea de la Cultura de 2031 cuenta con la Cartuja como argumento de peso y que existe el verdadero compromiso de recuperar, cuidar e impulsar este maravilloso patrimonio.
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