Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Los inventarios de diciembre (1)
Podría haber sido, pero no. Este pasado fin de semana el deporte profesional en nuestro país podría haber estado de duelo, se podrían haber suspendido las competiciones, pero no. Valgan las explicaciones del presidente de la Liga de Fútbol Profesional, Javier Tebas, para poder entenderlo: "El mejor mensaje es estar en primera línea en nuestros puestos de trabajo como todos los trabajadores del resto de sectores". Porque el payaso no puede dejar de dar su función semanal aunque esté destrozado en su interior o más bien porque el empresario no puede dejar cerrado su negocio. Si no que se lo pregunten a los repartidores de Mercadona aquel día fatídico, por poner un solo ejemplo.
Cuando Iborra, destrozado por la tragedia dice “los jugadores somos la mercancía del deporte” llevaba toda la razón y esta jornada se ha visto mejor que nunca. En tiempos en que el deporte profesional habla sin miedo de la salud mental del deportista, a la vista de los acontecimientos, una tragedia como la que hemos sufrido la pasada semana en nuestro país no es, visto lo visto, suficiente motivo para que entrenadores y deportistas necesiten parar y poder llorar. Según la patronal hay que estar fuertes y trabajar para demostrar no se qué al mundo y generar no se que ingresos y, menos aún, para quiénes.
Pero viendo la presencia de aficionados en los estadios, más claro me queda que mientras nos den un circo al que acudir, un partido que disfrutar, eso sí, con su minuto de silencio y la posibilidad de dejar un par de kilos de arroz o lentejas a la entrada del campo, la tragedia es menos tragedia.
Podría haber sido un fin de semana para llorar, pero ha sido un gran fin de semana deportivo, con algunas suspensiones obligadas por razones obvias. Por lo demás goles, canastas, retransmisiones, estadios y pabellones llenos, victorias y derrotas. Cada cual en su puesto de trabajo, para explicar no se qué al mundo y para generar esos ingresos tan necesarios que pregona el jefe de la patronal. Las quejas de jugadores y entrenadores no tienen cabida en esta historia.
Vicente Moreno, tras finalizar su jornada laboral en el partido Osasuna–Valladolid, se cogió su día de descanso para irse a su pueblo natal, Massanassa para trabajar y ayudar a familiares, vecinos y de paso poder abrazar a sus hijos. Pero que se quede tranquila la patronal que el próximo domingo estará en el Bernabéu con su Osasuna para formar parte del espectáculo del fútbol.
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