Fermín De La Calle

Más hakas, más rugby

Patada a seguir

25 de octubre 2017 - 02:05

El pasado viernes la selección de rugby de Nueva Zelanda, los conocidos All Blacks, interpretaron la haka sobre el escenario del Teatro Campoamor al recibir el premio Princesa de Asturia de los Deportes. Inmediatamente se generaron comentarios de todo tipo en las redes sociales. Había quien tachaba la maniobra de acción de marketing, desconociendo que lejos de ser una danza guerrera, como muchos piensan, la haka es una muestra de orgullo y respeto de quienes la interpretan. Un regalo hacia la audiencia. Algo que los jerezanos entendemos perfectamente, al ser inevitable la similitud con la interpretación imprevista de una bulería.

Señalaba el Rey Felipe en su discurso que "quizá nadie sea hoy en este acto más consciente del valor de la lealtad y el compañerismo que los All Blacks, Premio de los Deportes. Para ellos el trabajo en equipo y la colaboración, son norma. Tienen una pasión común, el rugby; el rugby jugado de forma modélica, no solo para ganar, sino también para practicar en el campo las mejores virtudes del deportista completo: juego limpio, camaradería, solidaridad, educación, respeto".

Todos los que jugamos al rugby, que en nuestra ciudad comenzamos a ser una comunidad importante gracias al magnífico trabajo de Pablo Vallejo en las Escuelas Marianistas y a la gente del CRUXE con nuestro querido Antoine al frente, sabemos que el compañero lo es todo en este deporte. Solemos decir que nuestro equipo es tan bueno como el peor de nuestros jugadores. Y en estos tiempos en los que corren, donde el individualismo y el exitismo están atomizando la sociedad a un ritmo salvaje, enseñar a trabajar en grupo a los niños es invertir en futuro. El rugby te hace mejor deportista, pero por encima de todo te hace mejor persona.

El rugby tiene un principio que rige todo: el respeto. El respeto a la autoridad del árbitro, al que no se le discute ninguna decisión y con quien solo habla el capitán tratándole de usted. El respeto al rival, que en ningún caso es enemigo y con quien al final del partido compartimos una cerveza en el tercer tiempo. El respeto a los compañeros, a los que ayudamos y respaldamos en cada acción del partido tratando de entregar siempre una pelota mejor de la que hemos recibido. Y el respeto a uno mismo, porque en el rugby todos tenemos cabida: altos, bajos, gordos, delgados, gentes de cualquier raza, género y condición social.

El rugby te enseña a que siempre vas a caer. Pero también te enseña a levantarte después. Y te enseña que tus límites están mucho más lejos de lo que piensas. Un lugar adonde solo te lleva el trabajo. Por eso cuando los All Blacks decidieron escenificar la haka en lugar de dar un discurso, nos recorrió un escalofrío a todos los que amamos el rugby. El mismo que sentí en Dublin hace un año cuando les vi escenificarla en directo junto a mis hijos Rodrigo y Martín, que el viernes se pusieron de pie ante el televisor instintivamente al ver a los All Blacks desprenderse de las chaquetas para hacer la haka. Por respeto.

stats