Jerez en tiempo de bonanza: pensar hoy la ciudad que resistirá mañana

21 de diciembre 2025 - 03:07

Jerez atraviesa un momento que invita al optimismo Navidad y zambombas incluidas. El pulso económico acompaña, el turismo empuja, la cultura vuelve a ocupar un lugar central y el ánimo social parece haber dejado atrás, al menos parcialmente, años de fatiga. No es poca cosa. Pero precisamente por eso conviene detenerse un instante y mirar más allá del aplauso inmediato y facilón.

La experiencia económica —y municipal— nos enseña que los ciclos no se anuncian. Cambian. Y cuando lo hacen, las ciudades que mejor resisten no son las que más crecieron en los años buenos, sino las que supieron ser previsoras y administrar ese crecimiento con cabeza fría.

En escenarios favorables, la tentación suele ser gastar rápido y justificar después. Fallo de principiantes. Sin embargo, la verdadera responsabilidad pública queridos gobernantes de ‘nojotro’ pasa por ordenar, consolidar y anticipar. Crear margen financiero (aunque estemos con una deuda histórica se puede mejorar), evitar que el gasto estructural se dispare y planificar a medio plazo no es sinónimo de austeridad, sino de solvencia futura. Es, en términos sencillos, ganar libertad de maniobra para cuando el entorno deje de ser tan amable.

Otro de los grandes retos es la diversificación económica. Jerez cuenta con sectores potentes —turismo, vino, cultura— que forman parte esencial de su identidad. Pero ninguna ciudad puede depender de un solo motor sin asumir riesgos. Siendo la cultura un motor prioritario debemos aprovechar la coyuntura actual para impulsar industria auxiliar, logística, transformación agroalimentaria, servicios profesionales y economía digital es una inversión estratégica que no suele dar titulares inmediatos, pero sí estabilidad a largo plazo.

El ámbito social merece una mención especial. Cuando la economía crece, las desigualdades tienden a ocultarse; cuando se contrae, emergen con crudeza. Por eso, invertir en vivienda asequible, formación vinculada a empleo real, movilidad urbana y servicios sociales no debe entenderse como un gasto coyuntural, sino como un sistema de amortiguación imprescindible ante futuros escenarios menos favorables.

La cultura, elemento vertebrador de Jerez, también requiere planificación. No basta con el talento ni con la tradición. Programación estable, apoyo incondicional a Fundarte y Villamarta profesionalización del sector, seguridad jurídica e internacionalización son factores clave para que la cultura funcione no solo como símbolo identitario, sino como actividad económica sostenible. A todo ello se suma la importancia de las infraestructuras menos visibles: gestión del agua, eficiencia energética, suelo industrial y modernización administrativa. Son ámbitos que rara vez protagonizan debates públicos, pero que determinan la capacidad real de una ciudad para resistir tensiones económicas. Finalmente, los momentos de bonanza son los únicos en los que resulta posible alcanzar acuerdos amplios sobre prioridades estratégicas. Cuando la economía se debilita, el margen político se estrecha y el debate se crispa. ¿Lo coge nene?

Así que anticiparse mediante pactos básicos de ciudad no es una renuncia ideológica, sino un ejercicio de responsabilidad institucional. Jerez dispone hoy de una oportunidad valiosa. Tiene identidad, posicionamiento y capital humano. Además de potencial Capitalidad Europea. Convertir este buen momento en una base sólida para el futuro dependerá de la capacidad colectiva para pensar más allá del presente. Porque los ciclos cambian. Y cuando lo hacen, ya no hay tiempo para improvisar y vaya usté condió.

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