Análisis

Inmaculada Peña Ruiz

El jerezano Monumento al Arrumbador

Uno de los monumentos urbanos de Jerez que más me gusta, y del que hablaré en esta columna, es el dedicado a la figura del Arrumbador de bodega que se encuentra a mitad de la Avenida de Europa. Aunque pase un poco inadvertido, merece la pena ir a verlo de cerca.

Un monumento obra del artista jerezano Francisco Pinto Berraquero, que realizó entre los años 1987 y 1988. Fue inaugurado en 1992 y sufragado por la firma bodeguera González Byass con el fin de conmemorar su 150 aniversario, en colaboración con el Ayuntamiento de la ciudad.

Aunque en un principio su ubicación iba a ser más cercana a la bodega (en el entorno de la Ermita de Guía) se optaría acertadamente por el nuevo emplazamiento más acorde con su estilo, en una de las zonas de expansión de la ciudad por aquellos años.

El monumento en sí es toda una rareza en Jerez ya que pertenece a la corriente del Realismo Social, del que pocas manifestaciones podemos ver en las calles.

Desde un punto de vista temático, el Realismo Social tendría un propósito con más miras que la exploración de la belleza y la estética, para representar de forma heroica la clase trabajadora industrial como los protagonistas del arte, en vez de personalidades de alto rango social.

Estéticamente, nuestro monumento al Arrumbador, dedicado "a los hombres y mujeres que hicieron posible día a día el milagro del vino de Jerez" es emocional y poderoso.

Como obra de Pinto Berraquero, se enmarca en su etapa de madurez, que comienza a partir de 1982 y en la que desarrollará sus mayores logros en la escultura contemporánea: La dignificación del ser humano y su trabajo en bodegas y tonelerías. Temática recurrente a lo largo de su trayectoria en la que investigaría las formas, luces, sombras y materiales, inspirados directamente del interior de nuestras bodegas.

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