Visto y Oído
Melody
Negar la comunión a un homosexual es “clara y abiertamente inconstitucional”. Lo dijo la ministra de Igualdad en la televisión pública, preguntada por la negativa de un párroco de la diócesis segoviana de administrar la Comunión a una pareja del mismo sexo. Deseó que este tema se judicialice para que el Tribunal Constitucional tome cartas en el asunto. La simplificación de este asunto -en el contexto de los bulos de los que se queja el partido del Gobierno a diario- los debería hacer más cuidadosos porque la aseveración de la ministra es falsa.
La Iglesia Católica no niega la Comunión a ninguno de sus fieles por su condición sexual, ni por el color de su piel, ni porque sea uno alto o bajo, delgado o grueso. La afirmación de la ministra hace pitar los oídos a quien tenga un mínimo de respeto por la realidad. En el seno de la Iglesia caben todos, la propuesta de la Fe es universal y cada individuo, libre de adherirse y vivir según sus parámetros. La condición sexual no determina la administracion del sacramento ni impide recibirla. La misma dificultad puede encontrar una persona heterosexual para recibir la Comunión y en todo caso, a todo aquel que lo pide en conciencia -sea cual sea su situación, se le ofrece la posibilidad del perdón y la reconciliación.
Siguiendo a la ministra, podría ser ilegal que la Iglesia afirme en su magisterio que conculcar el derecho a la vida es pecado, porque nuestro ordenamiento jurídico lo consagra como un derecho. Podría encabezar la ministra una crítica gubernamental por la consideración de la mujer en otras confesiones religiosas; eso seguro no lo llevarán al Constitucional. La Ley de Libertad Religiosa ampara la autonomía de las confesiones religiosas, de todas, gusten más o menos. La ministra teóloga lo sabe, aunque eche mano de las Escrituras para justificarse.
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