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Celebramos el Día Mundial de los Bosques el próximo día 21 destacando la importancia que encierra Andalucía con su 4,6 millones de hectáreas de superficie forestal de las que algo más de 1,2 millones son encinares y alcornocales. Ambas especies forman bosques más o menos densos y dehesas que se han mantenido durante siglos gracias a la sabia gestión humana. Hace 32 años se llegó a un importante acuerdo de todas las políticas parlamentarias para formular un Plan Forestal que atendiese las demandas de lo que hoy llamaríamos gestión forestal sostenible.
Se trataba de un plan modélico, ambicioso y con una perspectiva a largo plazo (60 años), pero el paso de tiempo lo ha dejado casi en papel mojado. Las cifras inversoras así lo atestiguan y la política forestal no es realmente prioritaria en nuestra sociedad. Sin embargo, los bosques, matorrales y pastos suministran una serie de servicios ecosistémicos vitales y juegan un papel clave en la lucha contra el cambio climático absorbiendo el exceso de CO2. El principal gas de efecto invernadero, expulsando a la atmósfera el oxígeno que respiramos. ¿Hay algo más vital e importante? Además, gran parte de esa riqueza forestal se encuentra formando parte de una tupida red de espacios naturales protegidos, hoy sin embargo muy abandonados financieramente por la Administración.
Una gran parte del territorio está gravemente amenazado por problemas de desertificación y también desde hace décadas se observa un decaimiento forestal que está diezmando las poblaciones de encinas y alcornoques (Sierra Norte de Sevilla, Andévalo de Huelva, Parque Natural de Los Alcornocales), con toda la pérdida económica que ello supone en cuanto a la industria agroganadera y derivados (jamones, embutidos, carne). Asimismo asistimos a fuertes ataques de plagas que debilitan los pinares y asistimos a una pérdida acelerada de biodiversidad en todo el arco mediterráneo.
Urge por tanto un auténtico Plan de Emergencia Forestal que, utilizando parte de los fondos europeos que están llegando por la pandemia, movilice recursos humanos y consiga ayudar a restablecer esos recursos que se están perdiendo. No sabemos con certeza la cantidad de recursos económicos asignados a la conservación y el mantenimiento de nuestros ecosistemas forestales, ni por parte de la Administración autonómica ni por parte del Gobierno central.
El Plan Forestal, no lo olvidemos, debe ayudar necesariamente a la creación de empleo, sobre todo en las áreas rurales de Andalucía, muy necesitadas de una reactivación económica y social y sometidas cada vez más a un proceso real de despoblación. Por todo ello, un grupo de entidades sociales y colectivos nos hemos constituido como Plataforma por el Monte Andaluz y abogamos por la reactivación del Plan Forestal y, en definitiva, por una auténtica política agroforestal que entienda el medio natural de manera global, y donde los problemas agrícolas, ganaderos y forestales se valoren adecuadamente.
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