Análisis

carmen pérez

Universidad de Sevilla

El país de los sueños

Actividad económica y estabilidad financiera van de la mano. Y como aquélla se ha recuperado en gran parte, ésta ha mejorado sustancialmente. Así lo ha señalado el Banco Central Europeo en su Informe de Estabilidad Financiera de noviembre de 2021, publicado esta semana. El problema ahora es que la recuperación no se complete y consolide por las dificultades que están surgiendo. Esto compele al BCE, garante de la estabilidad de los precios pero también de la estabilidad financiera, a no retirar los estímulos monetarios a pesar de la inflación creciente. Pero, ¡ay!, resulta que intenta arreglar por un lado, pero se le desarregla por otro: son sus mismas medidas las que están intensificando la inestabilidad financiera.

Existen numerosos factores que están poniendo en peligro la recuperación. Como primero y principal, que el actual recrudecimiento de la incidencia del virus provoque una vuelta atrás, con nuevas limitaciones a la movilidad. Pero hay muchos otros: la fragilidad empresarial sigue siendo alta en determinados sectores; las recientes tensiones que se están produciendo en las cadenas de suministro mundiales; la alta inflación, que puede ser más duradera de lo esperado; las crecientes vulnerabilidades en los principales mercados emergentes; o las turbulencias provocadas por los principales promotores inmobiliarios en China, por citar los más importantes.

Al mismo tiempo, el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, advertía en la presentación del Informe que las vulnerabilidades financieras se estaban intensificando. Aludió a la deuda pública, que había crecido hasta el 100% del PIB agregado para la zona del euro, y asimismo manifestó que las preocupaciones por la sostenibilidad de la deuda privada pueden volver a surgir dada la considerable acumulación durante la pandemia.

Por último, señaló "los focos de exuberancia" que se están produciendo. La evolución de los precios en determinados mercados inmobiliarios y en algunos segmentos del mercado financiero están consiguiendo que los activos estén sobrevalorados y, por tanto, que sean cada vez más susceptibles a correcciones. El enorme riesgo añadido es que los fondos de inversión se enfrenten a salidas masivas de inversores ante estas correcciones. Esto les obligaría a liquidar activos con rapidez, amplificando las perturbaciones. De momento, como dijo esta semana, Bill Gross, el fundador de PIMCO, una sociedad que gestiona más de 2,3 billones de dólares en activos, los inversores viven en el "país de los sueños".

El BCE advierte así de los peligros de una euforia financiera de la que es, junto con los otros bancos centrales, en gran parte responsable. Sus estímulos monetarios alimentan la deuda y las burbujas (¡y la desigualdad!). Y está por ver cuál es el final de este experimento monetario mundial de la última década con tasas de interés negativas y monumentales programas de compra de bonos, que superan los 23 billones de dólares desde 2008. Gross los acusa de haber causado graves problemas a los ahorradores, y sentencia: "Uno de estos días, uno de estos años o una de estas décadas, el sistema colapsará, porque el capitalismo depende de que los ahorradores ahorren e inviertan".

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