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Salimos del Palacio Bertemati en el Arroyo y su gran Biblioteca ligada a Juan Díaz de la Guerra, para conocer un pasaje relevante de la historia de dicha biblioteca en otro lugar cercano a este, por lo que nos adentraremos por la calle José Luis Diez para llegar a la plaza de la Asunción. Allí, en el edificio renacentista que preside la mencionada plaza fue trasladada la biblioteca de aquel obispo cuando, durante el Sexenio Democrático, se pone en practica una nueva desamortización eclesiástica, la de 1868. Se pretendía que aquellos libros sirvieran de base a la primera biblioteca popular de la ciudad, hoy municipal, que se inauguraba en dicho lugar un 23 de abril de 1873 aunque su apertura al público no se produjera realmente hasta 1876.
Sobre la desconocida historia de abrir al público la biblioteca de la antigua Colegial y los intentos de que se cediera a la Biblioteca Popular de la ciudad el historiador José García Cabrera publicó en la Revista de Historia de Jerez el interesante artículo “La biblioteca de la Colegial de Jerez: una reconstrucción de su historia a través de los fracasados proyectos para convertirla en Biblioteca Pública (1837-1876)”; también podemos acercarnos al reciente libro “¡Dejadnos leer! La Biblioteca Municipal de Jerez en la historia de la lectura pública en España”.
Finalmente, los libros de Juan Díaz serian devueltos al Cabildo eclesiástico, mientras la biblioteca Popular, ya como biblioteca Municipal, iniciaba en esa su primera sede de la plaza de la Asunción, un largo recorrido lleno de vicisitudes que llegaría hasta el año 1985, año en el que se produciría su traslado a una segunda sede en la plaza del Banco, donde hasta hoy sigue.
Por tanto, es obligado en este recorrido dirigir nuestros pasos a esa coqueta plaza, y que por cierto debe su nombre a las numerosas entidades bancarias que allí se situaron entre ellas el Banco de España. Que duda cabe que en ese edificio cuya autoría se debe al arquitecto José de Astiz, está depositada a día de hoy la más relevante colección bibliográfica patrimonial de Jerez y ello justificaría que se ofertara, como hacen otras bibliotecas patrimoniales españolas, un circuito interior de visitas a la ciudadanía (cosa que ya he sugerido en alguna otra ocasión), y que sin interferir el servicio público, llevará a los visitantes por sus colecciones más relevantes mientras se informa sobre los momentos más significativos de su historia.
Pero este itinerario debe seguir y ya que estamos en la plaza del Banco, ¿por qué no orientar nuestros pasos hacía “la Moderna”? Este emblemático bar de Jerez desde hace años se ha convertido en un informal centro de reuniones y tertulias improvisadas de muchos personajes relacionados con la cultura y con el mundo del libro en particular, heredero en cierta manera de esas tertulias literarias de las que ya tenemos referencias en el siglo XVIII y que en su día estudiaron José Cebrián o Antonio Mariscal en algunos de su libros. No sería este mal lugar para terminar nuestro paseo, o para iniciar otro hacía esas otras bibliotecas menos conocidas pero cuya importancia esta fuera de toda discusión, y que nos hablan de los gustos y la vida literaria de este país a finales del XIX y comienzos del XX como la conservada en el Casino Jerezano, la del IES padre Luis Coloma con impresos de los siglos XVI a XIX, o la del mencionado escritor (de propiedad privada), en la que se conservan piezas bibliográficas y documentales de gran valor patrimonial, como la correspondencia que el autor de “Jeromín” o “Pequeñeces” mantuvo con escritores y escritoras de la convulsa época que le tocó vivir.
Por cierto, esos años de entre siglos, no lo podemos olvidar tampoco, floreció en la ciudad una importante industria tipográfica, al abrigo de la cual proliferaron las pequeñas imprentas y librerías que bien serían merecedoras de un nuevo paseo.
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