Andrés Luis Cañadas

A este paso, nos cargamos la Zambomba

Bienteveo

11 de noviembre 2023 - 00:45

Mucho ojo y no es mal amigo el que avisa, pero Jerez corre el peligro de “acabar con ‘su’ gallina de los huevos de oro”, si no toma medidas y urgentemente para evitar la definitiva degeneración de una manifestación autóctona y genuina que, por su originalidad y características; junto eso si con sus maravillosos belenes de antaño; logró incorporar a su calendario de celebraciones anuales un período festivo que se ha convertido, de unos años a esta parte, en uno de los mas conocidos atractivos de la ciudad, fuera de sus propias fronteras y si no que se lo pregunten a la cuenta de resultados de los empresarios del sector de la hostelería y restauración locales…

Y es que una Zambomba; la auténtica de Jerez; ni es una botellona callejera multitudinaria, ni por supuesto la excusa para la actuación de “grupitos” musicales recaudatorios con repertorios que poco tienen que ver con la Navidad, ni corros vociferantes en los que resalta más el consumo de bebidas alcohólicas que el cante festivo, ni espectáculos montados en torno a nuestra tradicional celebración festiva de esta época del año; que por supuesto están muy bien, pero que no son lo que hemos considerado siempre como la referida Zambomba ajena a los teatros; ni almuerzos, cenas o meriendas en los que, además de sentar a la mesa a los comensales, se le alienta a cantar, tengan o no gana de ello, pues han pagado para disfrutar–a eso les convocó la publicidad del evento– llamándole interesadamente Zambomba para aquellos incautos de fuera que quisieran participar en una de ellas…

Ni calles y plazas con perfume a meados, - magnífica la anunciada iniciativa municipal de instalar aseos públicos por el centro de la ciudad - ni patuleas que deambulan sin rumbo fijo por la calle, vaso en mano, vociferando y balbuciendo – los efectos del trago largo llegan a ser evidentes – ni festejos institucionales organizados para que la ciudadanía vea como nuestros políticos contribuyen con cargo al presupuesto a la promoción de nuestro folklore popular…

Nada de eso, como digo y podría añadir unas cuantas cosas más, es una Zambomba de Jerez, las que reunían a los vecinos en torno a lo que cada cual tuviera a bien ofrecer de comida y bebida, pero sobre todo la celebración festiva espontánea de los jerezanos, en los patios, en las Peñas, en las Hermandades, en los Colegios, en sus propias casas, formándose un auténtico orfeón que recordaba las tradicionales coplas navideñas, los romances populares llenos de picardía no poco de ellos, la música propia de unas fiestas que conmemoran; no se olvide; el nacimiento del Niño Dios en Belén, que para eso y no otra cosa nos reuníamos a cantar en familia y entre amigos los jerezanos…

Y está muy bien el negocio de bares, restaurantes y hoteles. Y que los visitantes que nos llegan, a millares, en estos últimos fines de semana del año se lo pasen “pipa”, como dicen ahora los modernos; dejándose aquí de paso sus buenos euros y que gracias a todo ello el nombre de la ciudad se proyecte en el resto de España y que nuestra geografía urbana se llene de color, de alegría y de bullicio, pero ¡ojo! Jerezanos, o cuidamos lo nuestro, su esencia, sus formas y su sentido o se corremos el peligro cierto de perderlo para siempre.

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