La propuesta del líder de la Patronal de que sean los trabajadores tras cobrar íntegra la nómina los encargados de ingresar las cotizaciones sociales al Estado, no ha gustado nada al Gobierno. No lo veremos pero su aplicación causaría algunos buenos efectos. Por ejemplo, el trabajador tendría conciencia del coste de su contratación pudiendo medir con más criterio el esfuerzo que tiene que hacer el empresario, sobre todo la pyme, que es la que genera el 90% de los contratos que se hacen fuera del sector público. Vería con más claridad como el Estado según los casos le termina quitando casi la mitad de los ingresos generados por su trabajo.

Usted pensará que bien detraído para costear la sanidad, la educación, la seguridad o la Justicia. De acuerdo, pero lo haría más consciente y crítico ante el Estado cuando invierte mal los recursos o directamente despilfarra. Usted sería menos propenso a que su esfuerzo se destinara a pagar 28 mill. de euros a un presentador en la TV pública; preferiría que fuera a los enfermos de ELA que han tenido que mendigar una ley que los atienda un poquito.

Se le frunciría el ceño cuando viera que los Gobiernos gastan millonadas en asesores y estructura política mientras más de medio millón de jóvenes se van de España en busca de un futuro más cierto en la mayor fuga de talentos de nuestra historia reciente. Haría caer en la cuenta a los defensores a ultranza de lo público que el Estado existe solo como construcción legal y que al final éste no es más que una pequeña élite que gestiona nuestros recursos. Podrían terminar pensando que dejar todo en manos del Estado no es tan buena idea, que haría falta más control y menos confianza en el poder. El Gobierno le dirá que usted es un trumpista o está en la fachosfera insolidaria. Usted y yo sabemos que no, que solo es sentido común.

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