Rubor neoliberal

04 de diciembre 2025 - 03:07

Los que estamos cansados de tener que ser hombres estamos un poco hartos de tener que aparentar fuerza, machismo y control del mundo. No son tiempos para seguir empecinados en parecer a todas horas. Claro, que por lo mismo, nos encontramos todo tipo de situaciones y de compromisos enfrentadas a la igualdad, la diversidad y el sentido común.

Es por eso, que lo de ser cojonudo o ser un coñazo encierra etimológicamente mucho más que la broma de turno. Es la definición más exacta de que el mundo sigue rigiéndose por los calificativos que la tropa testosterónica pone encima de la mesa sin ningún tipo de rubor y sin vergüenza que pudiera poner en entredicho lo obvio. Es el paradigma de una sociedad falocéntrica y machista que no acaba por ceder ante la fuerza innata de lo natural.

Lo grave es que cada vez son más las voces que niegan lo evidente y se amparan en ideas reaccionarias para volver hacia atrás y recular en hitos personales, sociales y de especie humana conseguidos tras siglos de esfuerzo y desarrollo potencial evolutivo.

Esta fotografía de actualidad se enmarca junto al mundo feliz que Huxley predijera y por el que andamos aborregados en el neoliberalismo ortodoxo en el que se vive para trabajar, para volver a casa a dormir y volver al curro al día siguiente, descansando los findes, si es posible, y volviendo a la rutina acelerada laboral que da sentido siempre a otras familias y otros agentes masculinos amasadores de riquezas.

Desequilibrio social y personal bien orquestado y que deja sus huellas en manifestaciones a las afueras de las facultades y en redes sociales de todo tipo que, enmascaradas, están volviendo a crear prototipos de machitos ibéricos y ejemplos de mujeres sumisas que quieren volver a ser amas de casa como paradigma de la nueva modernidad. Curiosamente, los que parecen comer bellotas no solo son los cerdos.

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