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Análisis

Pepe marín

A vueltas con mi condición de hablante español

Mediante su correo electrónico, para el apartado Cartas al Director, Abraham Pérez Coronado envió a Diario de Jerez un comentario titulado Precariety que me interesó desde el mismo día de su publicación -11 de octubre pasado- y que continúa interesándome aún cuando traducido en su intencionalidad a nuestro idioma ya que, Pérez Coronado se centra en la lengua de Shakespeare y yo me quedo con la de Cervantes.

El referido comunicante se queja -elegantemente- de la cantidad de términos y palabras inglesas que se suelen utilizar para definir nuestras costumbres: running, brunch, break, -correr, almorzar o tomarnos un descanso-, apuntando finalmente que, como dice la filósofa valenciana Adela Cortina: "Hay que llamar a las cosas por su nombre para poder identificarlas, si no, no existen". Utilizo el tema de la lengua de Shakespeare para destacar el hecho de que, el empleo de algunas palabras, muchas o pocas, pueden servir a aquellas personas que estudian el referido idioma, pero el caso que me ocupa es el nuestro, el que utilizan algunos locutores de la TVE, cuando se refieren a Cataluña saludando al compañero catalán con el bona nit o bons dies cuando se trate de horario nocturno o diurno respectivamente o Girona por Gerona o Lleida por Lérida. Sobre esta última región guardo una anécdota de la que fui protagonista: durante años he venido presentando -en colaboración con Ramón Moreno de los Ríos- el Concurso Nacional de Enganches en la Real Maestranza de Sevilla, en la mañana del domingo anterior al inicio de la Feria de Abril. En una de sus últimas ediciones hubo una representación leridana -conjuntamente con otras llegadas de la práctica totalidad de Andalucía y otras comunidades amén de la italiana, fiel a la cita anual. En el programa impreso para la ocasión, la presencia de la representación catalana figuraba como procedente de Lleida, pero en cuantas ocasiones hube de referirme a la misma lo hice utilizando el Lérida, como aprendí desde pequeño. Ignoro el impacto que entre la embajada leridana pudo tener mi corrección, pero yo me quedé tan tanquilo.

Lo expuesto confirma lo que en la columna "Visto y Oído" de Diario de Jerez firma Francisco Andrés Gallardo con el título "Catalanable", destacando entre otras cosas lo siguiente: "Quién le ponga una objeción a cualquier iniciativa a favor de las lenguas cooficiales españolas, estará contraviniendo los derechos humanos". Hasta ahí no puedo estar más de acuerdo con lo expuesto, pero como quiera que el catalán ya tiene supervivencia sobrada, quédese con su lengua y déjenme a mí con la de Cervantes que aprendí desde pequeño en los salesianos malagueños y a la que, desde mi modesta posición trato de honrar cada día y en cada ocasión.

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