
Alto y claro
José Antonio Carrizosa
La trama
Cambio de sentido
Feria del Libro de Fráncfort. El filósofo Slavoj Zizek pronuncia estas palabras: “Quiero que quede claro que los ataques terroristas de Hamas son un crimen terrible. Los condeno sin atenuantes y doy el derecho a Israel a defenderse. Pero para entender lo que está sucediendo allí, también hay que mirar los antecedentes de los palestinos. No puede haber paz en el Medio Oriente sin resolver la cuestión de Palestina”. Así fue como el comisario de Antisemitismo se levantó para gritar al autor que estaba “relativizando” los crímenes de Hamas. El filósofo repitió que no lo estaba relativizando, que condenaba los actos de Hamas. Airado, el alcalde de Frankfurt salió por la puerta. ¡Qué barbaridad, las palabras del tal Zizek! Sucede –explican– que Alemania es muy sensible a la causa judía, por lo del Holocausto. Y yo. Sólo los nazis y los malnacidos son insensibles al Holocausto y lo niegan. Pero me pregunto si lo que padecieron los judíos (no sólo entonces, desde los Reyes Católicos en España al ejército blanco en Rusia, la lista de horrores es larga) acaso impide condenar que Netanyahu aplique el talión con creces y vulnere a saco el derecho internacional y humanitario. Pues hay quien llama antisemitas a quienes se hacen esta pregunta.
Por supuesto que hay que decir alto y claro que esto viene a continuación del golpe terrorista de Hamas, que masacró a más de 700 israelíes y tomó a cientos de rehenes. Y a continuación de los enfrentamientos de 2021, de 2014, de los atentados en el sur de Israel de 2011, de las Intifadas, de las guerras de Yom Kipur, de la de los Seis Días, la árabe-israelí…, del éxodo palestino, del establecimiento del estado de Israel y de la ampliación de los dominios de éste a costa del no-estado de Palestina. Todo ello en una contienda entre bloques que trasciende la causa y el campo de batalla, de ahí que sea tan fácil la escalada. El número de inocentes en la Franja ahora sacrificados, muchos de ellos niños (un chiquillo cada 15 minutos), de gentes sin agua siquiera, a las que se les dice “sal de tu casa y corre”, es un sindiós y un sin cuartel al nivel de los terroristas, que no tiene justificación moral ni perdón de Dios.“Si cayerun las strellas cuandu curiendu la sandri di tu boca scrivió palabras in l’arena”, escribió Nicoïski en ladino llorando el asesinato de Lorca, y lo traigo aquí pensando en el amor de los pueblos y en sus dioses, en nombre de los cuales juran actuar –contra los pueblos y contra Dios– algunos poderosos hombres.
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