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La encina, también llamada en muchos lugares chaparro o carrasca, es una especie mediterránea y el árbol nacional español. No en vano cubre más de tres millones de hectáreas repartidas por toda la geografía de nuestro país y es citado en “El Quijote” más de 20 veces. Una vieja leyenda aseguraba que “una ardilla podía atravesar desde los Pirineos a Gibraltar saltado de una encina a otra y sin tocar el suelo” Y por supuesto sin pasar hambre y gracias a sus deliciosas bellotas que son también un sabroso bocado para el ganado y en especial para el cerdo ibérico y causante de la dulzura y extraordinario sabor del jamón de pata negra, seguramente el alimento español más reconocido en el mundo.
En Jerez contamos con una buena colección de grandes ejemplares de encinas (Quercus rotundifolia) y hasta un pago de viñedos llamado Carrascal, probablemente porque estuviera poblado por estos bellos árboles antiguamente, aunque desgraciadamente hoy solo quedan allí cuatro o cinco ejemplares vivos. Pero mantenemos algunas encinas enormes para disfrutar de su sombra y de su porte, como los dos magníficas de la calle Fermín Aranda, cerca de la avenida Álvaro Domecq y de una hermana suya que crece en la calle Caldas, junto al Hotel Sherry Park, cuya foto ilustra nuestro árbol de julio y donde, lamentablemente, desaparecieron otros dos ejemplares del mismo calibre, hace unos pocos años.
Pero también pueden admirarse otros estupendos carrascos en el Zoobotánico o en la Urbanización El Bosque, todos ellos naturalmente protegidos. No muy lejos de Jerez, a una hora de camino y en la localidad de Coripe se encuentra uno de los ejemplares más importantes de toda España, el Chaparro de la Vega. Con más de 200 años y una copa de 30 metros, merece la pena realizar una excursión allí para contemplar, no solo su belleza, sino también para soñar imaginando un paseo en aquel encantador tren de la Sierra que debió partir desde Jerez casi hace un siglo, atravesar algunos de sus viejos túneles, el puente sobre río Guadalporcún y finalmente tomar una copa de vino jerezano en su deliciosa estación. ¡No se arrepentirá!
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