Pablo Fdez Quintanilla

Bandas sonoras

A RIENDA SUELTA

05 de marzo 2016 - 01:00

JUSTO frente a la entrada de este periódico hay una casa donde algunas mañanas alguien pone música. Uno llega a trabajar con esa banda sonora la mar de a gustito. Y me encanta apagar la radio cuando se me pone el semáforo en rojo y tratar de oír lo que escuchan desde otros coches. También me encanta pasar por delante de un tabanco estos días y que haya una actuación flamenca. Me encanta pasar por la tarde por ciertas casas señoriales de los barrios más castizos del casco histórico donde se dan clases de guitarra o de baile. Disfruto, incluso, cuando voy paseando y a algún chaval de los que llevan los auriculares a toda potencia y distingo un ritmo concreto -que no lo recomiendo porque no saben el daño que se hacen en los tímpanos-. Me gusta que de repente me asalten músicas que no elijo, como si toda la ciudad fuera una radiofórmula. Pero, vamos, en estos días en los que experimentamos los primeros rescoldos de solecito primaveral, Jerez se basta siendo como es para, aunque nadie ponga música, inducirte una preciosa banda sonora.

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