La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Bipartidismo o circo

Estos espectáculos no se darían si el PSOE y el PP no necesitaran los votos de los populistas

En Estados Unidos, republicanos y demócratas concentran el 90% del voto. Y aun así les puede salir un Trump. En Reino Unido lo concentran tories y laboristas. Y aun así les puede salir un Brexit y un Johnson. Las dos democracias más antiguas y estables del mundo, una sin sufrir nunca una dictadura y otra solo padeciendo el breve episodio de Cromwell allá por 1653, son bipartidistas. Yo, también. No solo por el ejemplo de estas dos democracias, sobre todo por el circo en que se ha convertido la política española cuando los errores y escándalos de los dos partidos mayoritarios, sumados a los efectos y la gestión de la crisis de 2008, hicieron emerger a Vox en 2013, engordándolo desde el 0,23% de votos y ningún escaño de 2015 a los 15,09 % y 52 de 2019, y a Podemos en 2014, que tras absorber en 2016 a IU, y con ella al PCE, logró cogobernar la nación desde 2020 gracias al PSOE de Sánchez. Vox no ha logrado cogobernar la nación, solo ha tocado poder en Castilla y León con el PP, pero espera hacerlo tras las próximas generales también con los populares (lo que, en mi falible opinión, sería fatal para el PP porque es sabido que en este país cogobernar con la izquierda populista apoyado por Bildu y ERC es el no va más del progreso democrático, pero hacerlo con la derecha populista supone el regreso al fascismo).

Los graves errores y disparates, con la ley del sólo sí es sí y la trans al frente, que ha cometido este Gobierno los achaca el PSOE a Unidas Podemos, que a su vez los reivindica como aciertos. Quizás no sea una mala estrategia de cara a sus electorados: los socialistas venden que se sacrifican cargando con Unidas Podemos y apoyados por Bildu y ERC para hacer posible un Gobierno de progreso que frene a la extrema derecha -en la que meten al PP y a Vox- y Unidas Podemos vende que va por libre dentro del Gobierno forzando al PSOE a adoptar políticas más radicales y de izquierdas que las de la rosácea socialdemocracia.

Esta semana tendremos el espectáculo de la moción de censura en la que un ex dirigente comunista es el candidato de Vox. Un circo escenificado a mayor gloria de Sánchez y perjuicio de un errático Feijoo que frente a este Gobierno Frankenstein parece el Igor de Marty Fieldman con un ojo puesto en el 28-M y otro en las generales. Estos espectáculos no se darían si el PSOE y el PP no necesitaran los votos de los populistas de izquierda y derecha.

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