Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Anatomía de un bostezo
LLEGÓ la lavadora automática Bru a casa, después de Reyes, y mamá, María von Campo, y todas las vecinas del bloque estaban emocionadas.
Las mujeres se emocionan con la lavadora automática Bru, y el técnico, con su mono azul que la instalaba, se sentía muy importante ante la atenta mirada de todas.
La lavadora es alta y redonda, y se puede mover porque las patitas tienen ruedas. Cuando el técnico metió algo de ropa y la puso en funcionamiento de prueba, la lavadora empezó a calentar el agua y a dar vueltas y más vueltas, y las mujeres palmeaban, hasta que la pusieron a desaguar en la pila del lavadero con una goma negra y estriada con la punta curvada hacia atrás, echando un agua muy caliente, de aspecto blanco, y oliendo a jabón.
Después de rellenar de nuevo y poner de nuevo en funcionamiento, y enjuagar y desaguar de nuevo varias veces, la ropa se escurre todo lo posible en la pila y ya se puede tender.
En el campo a cualquier hora del día, se ve a las mujeres restregando la ropa en las grandes pilas del lavadero. El lavado de la ropa es un trabajo de mujeres. Yo nunca he visto entrar a un hombre en el lavadero, porque nunca entran.
Con la lavadora automática Bru las mujeres ya no van a tener que restregar la ropa en la pila. Las mujeres para hacer la colada, ya solo van a tener que poner en funcionamiento la lavadora automática Bru. Rellenarla de agua y esperar que caliente y mueva y lave la ropa, para después desaguarla, para seguirla rellenando de agua una y otra vez, y muchas veces más. Así, rellenando y desaguando todas las veces, con su goma estriada, llegar al último aclarado para hacer un último esfuerzo de escurrir entre dos las sábanas y prendas grandes de la colada, antes de tenderlas.
¡La nueva lavadora sí que es un alivio de trabajo para las mujeres!
Aunque María dice que los mayores no tienen regalos de Reyes. Es como si a la pobre mamá le hubieran traído los Reyes, la lavadora automática Bru.
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