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CaceríaCanciones y sonrisas del verano

El caso Rubiales se ha usado como una campaña de agitación social dirigida desde el poder y como una amenaza a los posibles adversarios.

El tema está ya muy sobado y se ha hablado mucho –demasiado– del asunto Rubiales, pero el caso es tan grave que merece algo más de atención. Ante todo, es evidente que Rubiales es un tipo despreciable. De eso no cabe duda. Su conducta de mandril sobreexcitado –a la vista de medio mundo– ha sido una vergüenza colectiva para nuestro país y ha ensombrecido la hazaña de las jugadoras de la selección de fútbol femenino. Y eso no es todo. Por lo que sabemos de Rubiales, sus turbios manejos en la Federación Española de Fútbol –hasta ahora consentidos sin ningún problema– deberían figurar en la historia nacional de la infamia. Bien, hasta aquí todos estamos de acuerdo: Rubiales debería dimitir de su cargo a pesar de que se niega a hacerlo. Pero ahora entramos en un terreno mucho más resbaladizo. ¿Es Rubiales un delincuente sexual? ¿Debe ir a la cárcel por lo que hizo? ¿Merecía la cacería mediática a la que ha sido sometido, una cacería sin precedentes en la que han participado un presidente del gobierno y una vicepresidenta del gobierno y varias ministras del gobierno, y todo en perfecta sincronización con sus estridentes batucadas mediáticas?

Porque no podemos olvidar un hecho fundamental: hasta ahora no ha habido una denuncia formal por parte de la jugadora supuestamente agredida, Jenni Hermoso. Pero aun así, la cacería contra Rubiales –perfectamente orquestada y ejecutada– se ha llevado a cabo como si el delito estuviera probado. Repito –hay que repetirlo mil veces– que lo que hizo Rubiales es una vergüenza y un abuso de poder. Pero ¿es posible considerarlo también una agresión sexual? ¿Y dónde están las garantías jurídicas de un estado de Derecho? Porque nuestro país, de repente, se ha transformado en una masa histérica que gritaba furiosa contra el condenado en un auto de fe (o que participaba en los dos minutos de odio de la sociedad totalitaria de “1984”). Y lo que es aún peor, el caso Rubiales se ha usado como una campaña de agitación social dirigida desde el poder y que funciona como una amenaza a los posibles adversarios de ese mismo poder. Hasta los que han guardado silencio han sido acusados de ser cómplices del infractor. Así que el poder ha lanzado un mensaje claro: “Ojo con lo que hacéis, que os podemos montar un auto de fe en dos minutos”. Nunca, hasta ahora, se había visto nada igual en nuestro país. Terrible.

EN verano es obligatorio transmitir felicidad. Es periodo para la familia y las aficiones. Llegan múltiples anuncios de festivales musicales, de actuaciones teatrales, carnavalescas, de cine en la calle, de eventos con amigos y familiares, de tardes en la playa y paseos matutinos. Bares, terrazas y restaurantes repletos para lucir el mejor bronceado. Estrenamos ropa y sobre todo bañador. Hay que bailar toda la noche, aunque sea con la música de los vecinos.

Como diría mi amigo Mañasco “calles llenas de gente guapa y de gente fea que se cree guapa”.

Tienes que tararear “la canción del verano”. Por cierto, ¿cuál es la canción de este verano? ¿Vagabundo de Sebastián Yatra o Lala de Myke Towers? Mi preferida es “Nochentera” y sobre todo después del mundial de fútbol.

Tienes que atreverte a realizar una carrera popular, aunque sea con tacones rojos, seguro que te divertirás.

Queremos rayos de sol tumbados en la arena. Las redes sociales se llenan de selfis, autorretratos, con amplias sonrisas ensayadas. En las fotografías no se nota el calentamiento global, el no bajar de los 30 grados, ni la suciedad de las aguas, o el olor a quemado. Aunque no vuelen las mariposas, ni regalen rosas, lo importante es mantener nuestro gesto de bienestar. Optimismo total que ahora se llevan los entierros con vino y no con flores.

Alguien dirá que esta historia está mal contada. Los días siguen siendo de 24 horas y se continúa con los mismos problemas.

Aunque brindemos la Nochentera con una copa en la mano la inflación nos rodea y algunos no es que tengan la Copa Vacía, es que no pueden llenar la nevera. El que suspendió alguna asignatura, con boquita de fresa y mojito de menta, sino estudia no aprueba. Si quieres colas no te vayas a escuchar al cantante de moda, salta las 600 vallas de Gibraltar y contemplarás un largometraje sin terminar.

Por mucho que baile hasta la madrugada, el PP, que es el partido más votado, no tiene cara de ganador. Aunque se besen a escondidas el PSOE y los nacionalistas, estos nunca van a ser progresistas, son más ultras nacionalistas que Vox. Por desgracia tenemos la pesadilla fatal de los incendios. Pero si quieres quedarte frío pides cita para un especialista de la Seguridad Social, hay que cruzar mil laberintos para llegar hasta él.

Cuando va cayendo el día la berrea del macho alfa con derecho de pernada pide un “piquito” para la retrasmisión mundial. Que todos vean quien es el que manda aquí. Como Señor Medieval tiene sus siervos, sus vasallos, que lo halagan con aplausos. Pero tranquilos que hay un rayo de luz para mantener la sonrisa, pues estamos a un paso de la luna, y la noche no termina hasta que no salga el sol.

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