Carlos Colón

Caracol, 50 años de la muerte de un genio

La ciudad y los días

Coinciden entre enero y febrero el centenario de Lola Flores y el cincuentenario de la muerte de Caracol

25 de febrero 2023 - 01:36

Han coincidido este año con pocas fechas de diferencia -21 de enero y 24 de febrero- el centenario del nacimiento de Lola Flores y el cincuentenario de la muerte de Manolo Caracol. Nunca se fundieron el flamenco y la copla como en los ocho años en los que, en Zambra, los dos genios desbordaron en público su pasión privada. Afortunadamente el cine dejó testimonio de esas actuaciones que convulsionaron los escenarios y enloquecieron al público en Jack el Negro (1950) de Duvivier y Nieves Conde, La niña de la venta (1951, el año en que se separaron) de Torrado y sobre todo en Embrujo de Serrano de Osma (1947), masacrada por la crítica e incomprendida por el público que acudió a ver a sus ídolos y se encontró con una obra del llamado cine telúrico que reinterpretaba Ha nacido una estrella de Wellman flirteando con el surrealismo. "Eso del surrealismo ni nos gusta ni nos va", dijo Lola.

Caracol es más, muchísimo más, que los ocho años en los que actuó con Lola Flores. Pero de ellos nacieron esos espectáculos sin precedentes por su arrebatada creatividad y su sensual, por no decir sexual, fuerza, y esta extraordinaria película. El cine hace eterno el genio que en cada actuación nace y muere en la escena. Caracol no volvió al cine y Lola Flores, que tuvo una amplia filmografía, no fue filmada como en Embrujo hasta Sevillanas de Saura y Lebrón (es importante citar al productor porque la idea fue suya y, permítaseme una confidencia, la presencia de Lola Flores en la película fue un empeño personal). En estos 50 años Caracol, en su día criticado por los puristas por cantar con orquesta -a lo que él, con su gesto duro de Yves Montand gitano, respondía: "he sido el primer gitano puro que ha llevado los verdaderos cantes a la gran orquesta"-, no ha dejado de crecer en sus filmaciones y grabaciones.

Ya que estamos en Cuaresma y fue un saetero excepcional desde su infancia -cuando participó con 12 años en el concurso de Granada organizado por Falla, Lorca y Zuloaga "se adelantó al tablado con dos saetas formidables, que arrancaron una tempestad de aplausos", escribió Galerín- sea él quien diga una oración por su alma con una de sus famosas saetas: "Entre las dos y las tres el corazón se me para cuando le veo la cara a mi Jesús del Gran Poder". Ya lo dijo don Gregorio Corrochano tras oírle una Madrugada: "Dichosos los que saben rezar cantando".

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