Tribuna cofrade

Manuel Serrano Jiménez

Cofrade de la Hermandad de La Borriquita

Carta a un amigo

Hace pocos días ha fallecido un amigo desde niño y que además es de mi Hermandad de La Borriquita, mi querido amigo Fernando Molero, una persona que es querida por toda la Hermandad y que de alguna manera nos ha dejado huérfanos de su forma de ser de su idiosincrasia, de su simpatía, de su amistad, aunque su semblante, algunas veces, pudiera parecer serio, pero siempre bromista y siempre amable y dispuesto a ayudar a quien se lo pidiese.

Querido Fernando, eres otro más, muy cercano a mí, de los que te has ido de manera totalmente imprevista, inesperada, y creo que ha sido porque, siendo obediente a la llamada que te hizo Cristo Rey, Él ha querido que estés cerca suya y de su Stma. Madre, y tú, Fernando, sabes perfectamente que no has sido el único ya que antes te han precedido amigos míos/nuestros de toda la vida, amigos que hemos compartido muchas cosas y que hemos vivido la Hermandad desde muy jóvenes y junto a nuestras familias.

Por eso, por ser tan buenas personas, por ser tan queridos por todos, el Señor y la Stma. Virgen también han querido llevarte a su lado, ya que allí, al lado de ellos en el reino de Dios, sólo llegan a su lado los que lo merecen, los buenos, y tú y los Manolos, Julio, Fernando, Andrés, Antonio, Rogelio y otros, sin duda, han merecido el que puedan gozar de Cristo Rey y La Virgen de La Estrella.

Me imagino que cuando llegues al reino de los cielos ellos y tú, Fernando, se fundiréis en un abrazo eterno con el que compartiréis muchos recuerdos y todo lo que aquí habéis hecho en torno y cerca de Cristo Rey y la Virgen de La Estrella.

Por cierto, en su coronación canónica, aunque no estés físicamente con nosotros no me cabe ninguna duda que desde el palco del cielo estaréis muy cerca, en primera fila acompañándonos de este acto tan esperado, tan querido y deseado por todos los hermanos de nuestra querida Hermandad y desde allí viviréis junto a la Madre de Dios ese momento que tanto hemos anhelado.

Nos acordaremos mucho de ti y de todos los que anteriormente te han precedido en ese camino al reino de los cielos, pero como te digo, querido Fernando, estarás/estaréis con nosotros en nuestros corazones y tu/vuestra familia nunca os olvidaremos porque te llevaran/llevaremos en nuestros corazones.

Sin duda que es difícil, muy difícil de entender, sobre todo que tu marcha hacia los cielos haya sido tan rápida, tan instantánea, tan fugaz, tan fulminante, y que nos hayas dejado a todos, sobre todo a tu familia, llenos de dolor, sufrimiento y malestar.

Pero a pesar de ello, todos, especialmente tu familia, Fernando, haremos lo posible de tratar de recomponernos, de esa falta que tanto vamos a echar de menos en tu familia y en la Hermandad.

Tú siempre has querido mucho a la Hermandad a “tu Hermandad” y has dado siempre lo mejor de ti a nuestra querida Institución y cada vez que se te ha requerido tu ayuda, ahí has estado, siempre cerca de tus/nuestros queridos Titulares, ayudando hombro a hombro.

Por cierto, en eso de lo de hombro a hombro, te recuerdo Fernando, nuestros años de costalero de los buenos y malos ratos vividos, sudado y disfrutado bajo los pasos de nuestros amados titulares como “hermano costalero”, palabras que se han oxidado como siempre se ha dicho y ahora al parecer se ha olvidado. 

Querido Fernando, te recuerdo en estos últimos años que has vestido la túnica nazarena y que la has vestido esta última vez para entrar, como llave cofrade, en el reino de los cielos, siempre cerca del Señor, de tu “Cristo Rey”, (y ahora no iba a ser de menos) pendiente de Él, de su burra y de la palmera que no fuesen a sufrir algo imprevisto, e ibas detrás del paso del Señor.

Pero si es verdad que nos dejasteis un regusto, un saborcillo de haberos ido demasiado pronto. A todos nos hubiese gustado que os quedaseis unos (muchos) años más, pero los designios de Dios son inescrutables, y es imposible saber los que Él nos tiene preparado. Por eso siempre hay que estar preparado para emprender ese camino y aceptar los designios divinos y de seguir tu ejemplo, Fernando, de seguidor de Cristo y Maria, de querer a todos los hermanos.

Así querido Fernando te pido, me atrevo a hacerlo en nombre de tu familia y de todos los que te hemos conocido desde hace muchos años y hemos tenido la suerte de tratarte, de que reces por nosotros, de que no nos dejes desamparados, y que no te olvides de nosotros, especialmente de tu familia, (que como sabes te llevan contigo en su corazón) que nos acerques a Cristo Rey y a la Virgen de la Estrella, para llegar al dios Padre de la mano de una persona que ha sido un ejemplo de amor a nuestros sagrados titulares.

 

Un fuerte abrazo en Cristo Rey y Nuestra Señora de La Estrella.

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