Descanso Dominical

Ceporros

Me conformaría con que no desapareciese del todo y para siempre, pero que no se pueda escuchar fuera de Puerto Rico

Creo fervientemente que si estamos bien organizados como sociedad podemos conseguirlo; si nos unimos seremos capaces de desterrar esa lacra que azota especialmente a nuestra juventud, pero que ya ha calado en todos los estratos y que está despedazando la convivencia en tantos hogares; hagamos un frente común, sin fisuras, por el bien de las generaciones venideras, y acabemos de una vez con esta pesadilla: el reguetón. Que ya está durando mucho la bromita esta, ¿no? La estrategia consiste en empezar por los más pequeños. No podemos fallar. Ahora que se acercan las fiestas de fin de curso, hago un llamamiento desde esta humilde gacetilla a la comunidad docente, a todo ese profesorado de Infantil y Primaria que prepara con esmero y dedicación las actuaciones musicales con las que nos deleitan nuestros herederos, para que no se les ocurra acudir a ninguno de estos temas en el diseño de la banda sonora de los espectáculos. Es muy fácil identificarlos: si los despojas de la música lo que te queda es un tratado machista, misógino y chulesco de tal proporción que haría vomitar hasta al mismísimo Henry Miller.

Ay, ya, pero es que necesitamos música bailable, me puede decir alguien. Mejor me lo pones. Aprovechemos para enseñarles que hay más estilos, otros ritmos más allá del perreo, que se puede bailar también a Harry Styles, Madonna, Aitana, Michael Jackson, Rolling Stones, Abba, Los Delinqüentes, Coldplay, David Guetta o con unas bulerías de La Paquera. Si no les abrimos nosotros y también sus profesores esas ventanas (me consta que algunos lo hacen), no sabrán nunca que soplan más vientos, además de los caribeños. Y lo que es peor, tendremos que seguir soportando a Bad Bunny como mínimo dos décadas más. Llegados a este punto, es verdad -soy consciente- que puedo parecer un carcamal viejuno, un abuelo Cebolleta -y es probable que realmente lo sea- con mis fobias musicales y esta animadversión al genero más de moda y de actualidad... Así que, bueno, me conformaría con que no desapareciese del todo y para siempre el reguetón, pero que no se pueda escuchar bajo ningún concepto fuera de Puerto Rico. Que se lo queden ellos allí, ‘ya tu sabe, mi amor’.

En definitiva, se trata de una cuestión de educación y cultura musical, se trata de que escuchen y escuchemos de todo, de tener criterio y no dejarse llevar por el rebaño. Se trata, por ejemplo, de saber que lo que ha llevado España este año a Eurovisión no es flamenco ni lo será jamás, aunque haya dos mil ceporros y catorce mil soplagaitas diciéndolo todos los días. Es que ni siquiera se le acerca, que tiene que estar Tío Borrico retorciéndose en su tumba cada vez que alguien bautiza como flamenco al ‘Ea, Ea’. Hombre, por favor.

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