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Crónica Personal

Lo de Ceuta y el PP

Casado y su equipo dan la impresión de que no están en lo que deben y no aprenden cómo abortar situaciones delicadas

Nadie discute que el viaje de Santiago Abascal a Ceuta para cuestionar la política de integración de los ciudadanos marroquíes fue una provocación, pero un partido serio como es el PP debe estar preparado para reaccionar ante cualquier tipo de provocación. Más aún cuando afecta a un partido que, con su apoyo externo, le ha permitido gobernar en un buen número de regiones y ayuntamientos, entre ellos el Gobierno de Madrid y el de Andalucía y el Ayuntamiento madrileño, elementos básicos para que Pablo Casado pueda aspirar a convertirse en presidente.

Con toda seguridad Juan Jesús Vivas, presidente de Ceuta desde hace 20 años, podía utilizar bazas menos arriesgadas para expresar su rechazo a las declaraciones racistas de Abascal que permitir, con la abstención de su partido, que la asamblea ceutí declarara al presidente de Vox persona non grata. Y, con toda seguridad, desde el PP se podía haber encontrado una manera de suavizar las cosas sin desautorizar a Vivas. Sin embargo, sólo la delegada de Cultura del Ayuntamiento madrileño y miembro destacado del PP nacional, Andrea Levy, ha puesto algo de cordura en una situación que deja al PP en un situación complicada. Porque Casado y su equipo dan la impresión de que no están en lo que deben estar y no acaban de aprender cómo abortar situaciones delicadas. Por no mencionar que Vox puede exigir al PP compromisos indeseables para Casado a cambio de mantener su respaldo externo a una docena gobiernos. En Génova explican que Vox no se arriesgará a romper los pactos, porque favorecerían a la izquierda y eso significaría el fin del partido. Que se anden con ojo: un partido que en tres años ha llegado de la nada a ganar al PP y Cs en Cataluña y convertirse en algunas regiones en el tercer partido, no es como para tomárselo a broma. Sus dirigentes saben moverse en el proceloso mundo político, y encontrarían la manera de pasar factura a un PP lleva tiempo ninguneando a Vox.

Un PP ensoberbecido porque los sondeos le dan al alza debe andarse con cuidado porque de la soberbia nunca sale nada bueno. Sobre todo cuando tienes enfrente a un partido como Vox que va a por todas porque se ha frenado su subida, que parecía imparable, y aprovecha cualquier ocasión que se presente para sacar pecho intentado mostrarse más valiente que cualquier otro. Un partido que juega el victimismo ante un PP, explican, desagradecido con quien le ha permitido alcanzar importantes cotas de poder y, sin embargo, es incapaz de impedir que Abascal reciba un grave varapalo en Ceuta.

De esta peripecia no sale nada bueno para el PP.

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