Siempre he sido un gran defensor del periodismo de carrera y su puesta en valor. Porque, al igual que en otras profesiones como la abogacía, los médicos, o los arquitectos, los periodistas hemos estudiado en una facultad universitaria para desarrollar nuestra profesión. Un oficio, el de la comunicación, que como todos los demás debe contar con verdaderos periodistas en sus puestos de trabajo a los que se les pague, al menos, un sueldo mínimo. Por eso, es indigno que algún que otro medio de comunicación – o eso hacen llamarse - no solo no cuente con periodistas para desarrollar su actividad profesional, sino que a los pocos que tenga se les ningunee, entre otros aspectos con su remuneración. Y esté como esté la cosa, ante esto uno debe plantarse. Pese a que ese plantón le lleve a perder el resto de su desempeño en la cadena. Porque sí, cada cual le pone el precio a su trabajo pero, como en todo, en el periodismo también deben existir unos mínimos. Y para amor al arte, cada uno se busca las papas y hace lo que le gusta para uno mismo en plan ‘yo me lo guiso, yo me lo como’.

Por eso, la madurez en la profesión me ha dado la experiencia necesaria para decir No a los abusos en el periodismo. Pese a que ello me lleve a perder otros trabajos que sí estaban bien desempeñados. Por cierto, en ocasiones llama la atención varios aspectos que hacen confirmar, más si cabe, el talante y la profesionalidad de estos pseudomedios de comunicación. El sustituto de cuando un profesional de la comunicación se planta, no suele ser periodista, la ley del todo vale impera como la que más. Y por otro lado, esa fea costumbre de dejar de contar con alguien por whatsapp. Hay que ser elegante para contratar y también para despedir. No cuesta nada enfrentarse a llamar por teléfono. Aunque por otro lado y visto lo visto, tampoco me sorprende.

En definitiva, pon en valor tu trabajo y lucha por tu dignidad laboral. Yo en este viernes, primero de octubre brindo con una copa de Amontillado por todos ellos que sí que lo hacen cada día. Y en especial, por los periodistas que luchan cada minuto por defender su oficio con alegría. ¡Salud!

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