Francisco / Bejarano

Derechos barrocos

Hablando en el desierto

03 de enero 2014 - 01:00

EL aborto no es un derecho. A partir de esta premisa se puede argumentar lo que se quiera con coherencia hasta concluir en hallazgos felices del pensamiento ordenado. Afirmar que el aborto es un derecho nos mete en una trampa sin remedio: toda argumentación basada en un error es necesariamente otro error. No se puede llegar a ninguna verdad aceptable sostenida por errores. Los sofistas lo hacían como un juego de la inteligencia, no para que pasara a la legislación. El aborto no tiene nada que ver con la libertad de la mujer, ni remotamente, porque primero teníamos que analizar qué cosa sea la libertad, un concepto que casi nadie tiene idea de lo que pueda ser, pero que todo el mundo esgrime para cometer algún abuso, irresponsabilidad o delito. Ni las mujeres ni los hombres son libres del todo en todo, ni la libertad algo que pueda contenerse en una definición o sujetarse al capricho de una ideología.

Me decía un amigo que del inicio de la vida de un ser humano nada más que debían hablar los científicos, de la misma manera que nos explican la vida de un hombre primitivo con solo un molar perdido en una cantera. Después de conocer los hallazgos de los especialistas, juzgaríamos para nuestra conciencia la moralidad o inmoralidad de las consecuencias del descubrimiento. Echarle ideología a asuntos de la ciencia es hacer más permeable aún la indigencia mental, tan llena de rendijas que se puede colar en ella cualquier despropósito. Por no sabemos ya qué vericuetos ha cundido entre la gente sencilla y entre perezosos mentales la idea de que el aborto es moderno, progresista y contribuye a la liberación de la mujer, fantasía sobre fantasía y, además, sin inocencia. Que oponerse a él sea fascismo, sobrepasa la pura fantasía para caer en el delirio.

En el siglo XVIII se puso de moda entre los juristas de las universidades alemanas la composición de tratados de Derecho que fueron tachados de novelescos: Derecho de los fantasmas (De iure spectrorum), de la bofetada (Tractatio iuridica de alapa), o de la palabra "etcétera" (Tractatio iuridica de Etcaetera). En otro se dilucida si una mujer que da a luz durante un viaje en diligencia, debe o no pagar el billete del recién nacido. Todos estos enjundiosos asuntos tendrían hoy ideología, sin que podamos aventurar cuáles corresponderían a cada uno. Las opiniones y discusiones políticas sobre el aborto, toda una gama de fantasías novelescas para hacer pasar por progreso y derecho una práctica de los pueblos primitivos, y ya entonces indeseable, van camino de superar a los juristas alemanes del XVIII.

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