Pilar Cernuda

Durango

Crónica personal

06 de enero 2014 - 01:00

NO pudieron elegir un lugar más idóneo: un matadero. Allí se reunieron los ex presos que han matado durante años y siguen sin condenar la matanza de ETA, que suma más de 800 víctimas, además de miles de heridos y muchos más que han quedado marcados emocionalmente para el resto de sus vidas al perder a sus seres queridos.

En el PP se hacen cruces contra el juez Pedraz porque no ha encontrado motivos para suspender un acto innoble que tenía como objetivo apoyar a los presos de la banda terrorista. Se hacen cruces contra Pedraz, pero contra quien tendrían que hacérselas es contra el fiscal de la Audiencia Nacional Jesús Alonso, que no encontró base legal para considerar delictivo el acto de apoyo. Un estudiante de primero de Derecho levantaría el dedo para decir que la reforma del Código Penal tipifica el menosprecio y humillación a las víctimas del terrorismo. ¿No lo había en Durango? Los abogados de los etarras han encontrado siempre los caminos que ponía en su mano la legislación española, de la que abominaban, para favorecer a sus defendidos. Sin embargo, a menudo ha dado la impresión de que un puñado de jueces y fiscales han hecho lo que han podido para que la Justicia no se aplicara contra los terroristas. Por no hablar de los miembros del Tribunal Constitucional presidido por Pascual Sala que dieron via libre a Bildu, una decisión incomprensible desde el punto de vista jurídico, político e institucional; y no digamos humano. Con esa decisión enmendaba la plana, sin atribuciones, a un Supremo que había encontrado pruebas sólidas para impedir la legalización.

El comunicado de los presos de ETA en el que dicen sentir pesar por el daño cometido, aunque no lo condenan, fue una buena noticia porque indicaba que asumían que este Gobierno no negocia y además se sometían a las leyes penitenciarias que hasta ahora rechazaban. Pero no va más allá ese comunicado, y por tanto ni se puede considerar un salvoconducto para salir a la calle ya, ni para exigir el traslado a una cárcel más cerca del País Vasco ni significa que la banda terrorista hace borrón y cuenta nueva y por tanto hay que estar a lo que diga.

Hay un dato significativo en el acto del matadero de Durango: la elección de Kubati como portavoz de los presos. Un portavoz es siempre alguien a quien se admira y que habla por boca de aquellos a los que representa. Kubati tiene en su haber el asesinato de catorce personas, entre ellas Yoyes, la compañera que pretendió abandonar la banda porque no quería seguir en la senda del terrorismo.

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