Programación Guía completa del Gran Premio de Motociclismo en Jerez

Cuarto de Muestras

Folios en blanco

El vacío es el misterio en el que nacen las palabras

Leí el otro día una entrevista a la filósofa Anna Pagès, investigadora en teoría de la educación. Defendía que había que volver al folio en blanco porque los estudiantes necesitan exponerse al vacío. Necesitamos, sin excluir la tecnología, que vuelvan el lápiz y la hoja en blanco, decía, para crear vacíos en los que poder escucharse a uno mismo en esos huecos.

No me había planteado que el vacío fuese eso, la distancia entre el pensamiento y el folio en blanco. El silencio que se forma mientras pensamos qué decir o dejar escrito hasta que lo rompe nuestra voz interior. El vacío es incluso el misterio con el que nacen las palabras que van surgiendo no se sabe bien ni por qué ni de dónde hasta que cobran sentido cuando quedan escritas o dichas con verdad y emoción. Sin esa exposición al vacío creativo no podremos nunca escuchar nuestra voz imprecisa entre el ruido de la vida.

Lo del folio en blanco me ha llevado a pensar que, no sólo frente a él está esa exposición al vacío tan necesaria. Y es que también es un folio en blanco, también hay una exposición al vacío, cuando un niño da una patada a un balón sin saber si entrará en la portería o cuando espera nervioso conocer las preguntas de un examen o cuando busca la mirada de la persona que le gusta y de la que no sabe si está enamorada o qué otra cosa rara le pasa. Un folio en blanco es llamar a un timbre y es abrir una puerta a la que han llamado. No es más que un folio en blanco, escuchar al cartero llegar o sentarse en la terraza de un bar o entrar en una iglesia vacía. Lo son la noche cuando no conciliamos el sueño y el rescoldo de un fuego en una chimenea y el oleaje elocuente del mar y la puesta de sol y la luna creciendo o menguando. El vuelo de un pájaro y el rabo de un perro cuando llega su amo y las alas de una libélula. El descorche de una botella y un beso y ver dormir a quien queremos. Una cama deshecha es un folio en blanco. Una corbata negra, un zapato de tacón, unas flores marchitas. El tañido de la campana de un convento, la sirena de una ambulancia, el pasillo de un hospital, la puerta de un colegio. La voz de una madre hablándole a su hijo. Una vida al nacer y cualquiera al morir. Un cuadro, una música, un poema, tocar una escultura, son folios en blanco con copia oculta. Unos ojos que miran. La incertidumbre que somos nos vuelve un folio en blanco. Vivir es escribirlo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios