Fuertes de la Torre

Ha seguido siendo, como decía alguna alumna suya, la profesora que daba lecciones más importantes

Se aprecia la importancia del oficio cuando la muerte de un profesor congrega el luto y los recuerdos de cientos de alumnos. Tina Fuertes de la Torre fue durante muchos años profesora del colegio Grazalema del Puerto de Santa María y ha espolvoreado la provincia de Cádiz con antiguas alumnas que lamentan su muerte y agradecen la suerte de haberla tenido de maestra.

Yo no fui su alumno, por razones de estricta educación diferenciada, pero sí de su marido don Emilio Flores, cuando no lo era e iba a empezar a serlo. Un jovencísimo don Emilio fue nuestro profesor de latín y el tutor de mi grupo el año que nos contaba tímidamente que se casaba. Fuimos a Sevilla a la boda en la catedral, y allí conocimos a Tina. Por el vínculo con don Emilio y por el simbolismo de esa boda, también en el chat de mi clase hemos sentido esa muerte como si no hubiesen pasado treinta y tantos años de nuestro trato con don Emilio.

Tina trascendía, además, el círculo familiar y el de los antiguos alumnos. Cuando algunos, tirando de dignidad socialista con pólvora ajena, afearon a Amancio Ortega la donación a la Sanidad Pública de unos avanzados equipos oncológicos, Tina hizo honor a sus apellidos y se irguió como una poderosa defensa del sentido común. Lideró una petición en internet de "No al rechazo de las donaciones de Amancio Ortega en la lucha contra el cáncer" y consiguió cientos de miles de firmas. Levantó mucho interés mediático y le hicieron entrevistas. En todas ellas, más allá del motivo concreto, habló con contagiosa belleza de su amor por la vida, de su lucha con la muerte y de su fe en Dios. También desde las redes sociales dio un ejemplo multitudinario de vitalidad y alegría, de lucha y confianza. Ha ayudado a mucha gente. Ha seguido siendo, como decía alguna antigua alumna suya, la profesora que daba las lecciones más importantes.

De golpe, he caído, y es raro que no hiciese cuando fui a la boda, pues ya entonces me gustaban mucho los juegos de palabras, he caído, digo, que la familia que nacía en aquella boda y que tantos hijos ha tenido y tanto bueno nos ha dado se llama "Flores Fuertes". Es un símbolo. Las flores, emblemas de la belleza, de la delicadeza, de la contemplación y de la alegría, son, ay, fugaces, collige, virgo, rosas, como nos enseñaba don Emilio. Sin embargo, estas flores, esta familia, este ejemplo de Tina, sus lecciones, son, además, fuertes: imborrables.

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