¡SIÉNTENSE, por favor! El Boletín Oficial del Estado de 29 de noviembre de 1982 publicaba dos Reales Decretos, números 3254 y 3255, por los que se declaraban de ‘utilidad pública’ a efectos de expropiación forzosa, los Palacios de Riquelme y de Villapanés. El próximo año se cumplirán cuarenta del mangazo. Cuarenta años, como la dictadura de Franco. Cuarenta años, como el viaje del pueblo de Israel a la Tierra Prometida. Imagino que el lector estará sonriendo al leerlo.

El Ayuntamiento expropiador se adornaba en los decretos, justificando tan severa decisión, por haber aprobado el Plan Especial de Reforma del Casco Antiguo y programaba la conservación y rehabilitación del mismo. Quizás pensaran nuestros gerifaltes en el casco del museo arqueológico, de arreglo más baratito. Imagino las risotadas del lector por la mezcla de desfachatez y cinismo de tan rimbombante declaración.

No queda ahí la cosa. Hace cuarenta años que el Ayuntamiento dijo en el BOE que se encontraban en pésimo estado y con peligro inminente de derrumbamiento. Valga el estado deplorable de conservación, pero en cuanto al desplome, las históricas casas le han hecho un corte de manga al Consistorio Municipal y ahí están erguidas y resistiéndose inexplicablemente a hincar el pico. Imagino que el lector estará descojonado al ver el grado de estulticia a que se puede llegar en una declaración pública y publicada en boletín oficial.

En cuarenta años Riquelme y Villapanés han visto pasar por sus narices: la Expo del 92; los juegos ecuestres de 2002; un circuito de velocidad, con todos sus grandes premios; speed festival y luz shopping; gobiernos de Pacheco, con todas sus marcas; gobiernos del PP y del PSOE. Pero no resistirán por siempre y el día que caigan se habrá consumado la inutilidad pública de los que mandan en estas cosas. Imagino que lloran.

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