Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

marcoantoniovelo@gmail.com

Jerez: Luna, Rocío y Beltrán

Alfa: Ojos con lágrima en vilo. La esperanza no pestañea en el mundo del fútbol jerezano. La esperanza es también cuestión de entrenamiento. La esperanza nada solapa. Todos -familiares, amigos, allegados, futbolistas que estuvieron a sus órdenes, entrenadores, nuevas promesas, viejas glorias- permanecen atentos a las noticias -al parte oficioso, al titular sanitario- de cada nuevo amanecer. La recuperación del técnico José Antonio Luna crece al alza. La recuperación apunta maneras. La recuperación está a la vuelta de la esquina. Apuesto por ello doble contra sencillo. Nuestra querencia es unánime. La hazaña aumenta en musculatura. José Antonio es -sin fisuras- una gran persona. Con fortaleza física. Esta batalla, pese a la gravedad, no la perderá ni a la de tres. La oración rueda como un esférico campo a través. No se trata de una inane tentativa. Jerez está atento. Jerez pide por José Antonio. La ciudad se vuelca haciendo buenas migas con el bien del prójimo. Las plegarias alcanzan su resonancia en las bóvedas de la fuerza que desciende del Altísimo. Jesucristo se sitúa al costado de los valientes. José Antonio -luchador gigantesco- lo es. Sus retinas lagrimearon al escuchar el audio de su hijo. ¡Lo que no logre un hijo -ese milagro de la vida-! El tiempo corre a favor. Jerez aprieta las manos. E insufla energías positivas. El yugo del accidente -fortuito, como una abyección de fuego- ya es pasto de olvido. También el presente sobreviene a veces con un afilado garfio. Una mala caída, un resbalón en picado, la secuencia en apenas una milésima de segundo, en un visto y no visto, el porrazo, el parking, la fatalidad que entra a saco, la ejecutoria del espanto, la precipitación sin tragaluz sobre los escalones de lo fatídico. Todo aquello ya se adecúa al almanaque del ayer. ¡Ya pasó! Un renglón torcido del destino que José Antonio, su pundonor, reescribe en derechura. La salud renace en los hombres nobles, en los guerreros natos. ¡Vamos! ¡Hay que seguir en la briega! Resta esfuerzo por delante. Ya respira por sí mismo. Pero pronto -de seguro- José Antonio estará tocando balón de nuevo. ¡Cosas de los campeones por la gracia de Dios!

Beta: La abogada, amiga, hermana y rociera Rosario Chica Bermúdez (nos) remite una fotografía deslumbrante de la Virgen del Rocío -con motivo de su recentísima salida- aupada por frondosas cordilleras de ramos de flores. La imagen pone la piel de gallina. Es como un trivium de la expresión popular con letrillas de los hermanos Reyes. Los claveles se reproducen en efectos multiplicadores. La margarita sigue soñando con ser romero. ¿Verdad que sí, Pedro Bernal Cardoso –‘Quico- con tus manos diestras en el arte de colocar el Simpecado ahora ya en las marismas celestes? Esta fotografía enseguida me retrotrae a la novela ‘Con flores a María’ que, dedicada al fenómeno del Rocío, escribió -y publicó en 1981- el sesudo novelista andaluz -de prosa barroca y muerte prematura- Alfonso Grosso. Los sentimientos no son cautivos cuando abordan toda la devoción que la Blanca Paloma concita. Esto lo supo bien un rociero de pro: Pepe Sibajas Mena. ¿Quién no recuerda los artículos periodísticos de Pepe Sibajas siempre rematados con su coda atronadora: “Para ser buen rociero, primero hay que ser cristiano”?

Gamma: Felicitamos al niño jerezano Beltrán González Mejías. Este pasado viernes cumplió seis añitos de edad. Beltrán, pura bondad, pinta colores en la inocencia risueña de su realidad. Es como un ángel querubín en el barroquismo anónimo de la ciudad. Beltrán es cariñoso, muy sensible, inteligente y además maneja con mano diestra la virtud de la imaginación. Decía Henry Miller que la imaginación es la voz del atrevimiento. Y Beltrán se atreve todos los días a dar mucho amor a su familia, a jugar con la fantasía de un mundo mejor y a soñar con estrellas blancas que envían besos desde el cielo. Lo dicho: un ángel de alas de cristal…

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