Antonio Reyes /

Justicia

TIENE QUE LLOVER

05 de junio 2012 - 01:00

9 de Mayo de 1945: después de cinco años, ocho meses y siete días se anuncia el fin de la Segunda Guerra Mundial. Un tiempo más tarde se iniciaban los Juicios de Nuremberg dirigidos por el Tribunal Internacional Militar que dictaría sentencia contra algunos de los criminales capturados tras la caída del régimen nazi.

11 de abril de 1961: comienza en Jerusalén el juicio contra Adolf Eichmann, oficial nazi responsable de las deportaciones de judíos europeos a los campos de exterminio. Eichmann, huido a Argentina, fue secuestrado por los servicios secretos israelíes en Buenos Aires. Condenado a muerte, fue ahorcado en mayo de 1962. Este juicio dejó al descubierto la falta de procedimientos internacionales para los crímenes de lesa humanidad.

25 de mayo de 1993: se aprueba el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia. Cinco años más tarde se acuerda en Roma el establecimiento de una Corte Penal Internacional. Su objetivo es juzgar crímenes generalizados o sistemáticos cometidos contra la población civil y realizados con conocimiento previo de sus consecuencias.

2007-2008: estalla en Estados Unidos la crisis financiera, cuyo origen fue la crisis de las hipotecas de alto riego o subprimes, a las que se considera el detonante de la actual ruina económica y financiera. Igualmente dos de las grandes firmas de inversiones norteamericanas, Lehman Brothers y Bernard Madoff Investment Securities, se declaran en quiebra y admiten el fraude cometido durante años. Los efectos de la crisis se extienden por todo Occidente y especialmente por el sur de Europa.

2009-2010: comienza el proceso de rescate económico de Grecia, Irlanda y Portugal, luego de que la UE forzara a los gobiernos nacionales a una durísima política de ajustes que ha dilapidado los derechos básicos conquistados por los ciudadanos en los últimos decenios.

2011: en el mes de marzo se inicia en Islandia el juicio contra Geir Haarde, jefe de gobierno entre 2006 y 2009, acusado de negligencia en la gestión de la crisis económica de su país que llevó a la ruina a la banca y a los ahorradores, y que deparó la mayor crisis conocida en ese pequeño y, hasta entonces, próspero país.

Junio de 2012: en España la tasa de desempleo alcanza el 25%, con más de cinco millones doscientos mil parados; el paro juvenil supera el 50%; el gobierno acomete una serie de recortes que afectan al mercado laboral, la sanidad, la educación…, a la vez que comienza a insuflar ingentes cantidades de dinero público para el saneamiento de la banca privada.

Lo expuesto hasta aquí no es, aunque lo parezca, una cronología arbitraria. Se trata sencillamente de un sílabo de argumentos, de un conjunto de razones para exponer la necesidad de que el Tribunal Penal Internacional inicie un Nuremberg financiero, un juicio en el que los modernos delincuentes económicos respondan de sus crímenes de lesa humanidad cometidos contra una ciudadanía indefensa y huérfana, a la que un sistema económico injusto y unos criminales de guante blanco están condenando a la miseria.

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