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En este país la gente se fija en el bulto, pero no entra en los detalles. Después de las elecciones catalanas del 12 de mayo, todo el mundo político en general intenta averiguar si el próximo presidente será Salvador Illa (el más votado), o Carles Puigdemont (el más perverso en maniobras), una polémica que recuerda lo ocurrido el 23-J. Pero se han olvidado de estudiar con detalle las diferencias en menos de un año. Pues no es lo mismo comparar los resultados de Cataluña con las elecciones autonómicas de 2021 que con las generales de 2023. Se han visto curiosidades que conviene resaltar.
La primera es la abstención creciente en Cataluña. El domingo pasado alcanzó el 42,05%, mientras que en las elecciones del 23-J de 2023 fue el 37,32%. Es decir, han votado menos catalanes. ¿Y eso por qué? Porque se están cansando de la política y de sus incompetentes dirigentes.
Desde el 23-J, en menos de un año, han perdido votos todos los partidos, excepto Junts, que han ganado 279.467 (estaban hundidos y fueron quintos el 23-J con 395.429 votos, y ahora han sido segundos con 674.896), gracias a que Puigdemont fue convertido en actor principal de la política española. Especialmente duro ha sido el varapalo a la izquierda. El PSC, a pesar de su victoria con Illa, ha perdido 348.376 votos en menos de un año (tuvo 1.221.335 el 23-J y ahora 872.959); y los Comunes-Sumar han perdido 315.822 votos (tenían 497.617 y ahora 181.795) y han pasado de ser segundos a sextos. ERC no ha perdido tanto, 38.885 votos menos, pero se debe a que su resultado del 23-J ya fue pésimo. ¿Y el PP? Tampoco están para tirar cohetes. En Cataluña, el 23-J, con Feijóo, fueron terceros en votantes y ahora cuartos, y han perdido 131.036 votos (llegaron a 473.620 y ahora se quedan en 342.584). Mientras que Vox también pierde 26.526 votos.
Es falso que la mayoría independentista se haya acabado gracias a la amnistía. El procés estaba moribundo. Perdían votos en todas las elecciones desde 2017. El 23-J, en Cataluña, los tres primeros partidos en votos fueron, por este orden: PSC, Comunes-Sumar y PP. Los independentistas de ERC y Junts se hundieron, y quedaron cuartos y quintos. El domingo pasado se confirmó que el independentismo ya no tiene futuro. Volverá el pragmatismo. Por eso, Sánchez no le debe dar una nueva vida a Puigdemont. El sanchismo tiene otras alternativas. Y Feijóo corre el riesgo de despistarse. Más le vale prepararse para otro escenario.
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