Línea de fondo

Santiago Cordero

Santiago.cordero@jerez.es

Soy culpable

La carta de Iglesias Villanueva

AL Cádiz CF que cada punto le sabe a oro y que les cuesta sangre, sudor y lágrimas conseguir, le birlaron hace un par de jornadas dos de una tacada en el antiguo Carranza. Iba ganando un partido vital ante el colista de la clasificación y un error arbitral primero y del VAR después, validaron el gol del empate ilicitano que venía precedido de un claro fuera de juego.

Tras la indignación del cadismo en general y del mundo del fútbol en particular, el árbitro del VAR, a la sazón el principal responsable de tan importante error, decidió días después emitir una comunicado público responsabilizándose del mismo. "Es sencillo y difícil a la vez pronunciar estas palabras, al igual que obvio y doloroso: me he equivocado" para seguir añadiendo que "lo que siento es enfado, cabreo, dolor y contrariedad conmigo mismo por el error cometido", para finalizar señalando que "quien más ha perdido en esta historia soy yo, pero, reitero, nadie puede poner en tela de juicio la honestidad de los árbitros españoles ni la mía después de tantos años de implicación y profesionalidad".

Iglesias Villanueva en este ejercicio público de auto-expiación también realiza un alegato a favor del gremio arbitral de nuestro país. Pero con lo que me quedo es con la valentía del propio Iglesias Villanueva al asumir su culpabilidad, su error que ha afectado claramente a un club: "Siento que una mala decisión mía haya perjudicado al Cádiz CF y pido disculpas por ello a la entidad y su afición donde siempre me han tratado con mucho respeto".

El verdadero valor de esta misiva de Ignacio Iglesias es el ejemplo que nos da a la sociedad y quisiera pensar que a los más jóvenes. Errar es humano, rectificar, reconocerlo, aceptarlo y asumirlo es de sabios o al menos de persona honrada.

Iglesias Villanueva sigue purgando su error en la 'nevera' como se suele decir en el argot futbolístico. Lógico los errores, queriendo o sin querer, deben tener sus consecuencias. Pero, ¿se imaginan que todos fuésemos un poco o un mucho como este árbitro? ¿Qué sería de este país si la clase dirigente fuese capaz de asumir sus errores? A la sociedad española seguro que nos iría mejor, lo que pasa es que la mayor parte de dichos errores son realizados a propósito y alevosía para su propio bienestar. Así que ni se asume culpa, ni se es sabio, ni se es honrado. Como mucho rico o incluso muy rico.

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