Rafael Sánchez Saus

Macron tensa la UE

Envío

El presidente francés quiere incluir el aborto en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea

27 de enero 2022 - 01:34

Vivimos un momento de máxima tensión internacional, mucho más grave para Europa que la desaparición de la vieja Yugoslavia. ¿Lo saben en Bruselas? Porque cuando la Unión Europea debiera ofrecer una imagen de unidad que sirviera de freno a las apetencias rusas y de compensación a la patente inutilidad de Biden, el presidente Macron, al que corresponde la presidencia del Consejo de la Unión, se ha descolgado con un discurso alucinado que amenaza con hacer saltar los escasos consensos aún existentes entre el ala progre que tiraniza el Parlamento y la Comisión y lo que se va configurando, y no sólo en torno al grupo de Visegrado, como un fuerte núcleo resistente a sus políticas.

En efecto, el pasado 19 de enero Macron expresó ante el Parlamento Europeo de Estrasburgo su voluntad de incluir el aborto en la carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea. Como inmediatamente ha recordado la iniciativa provida One of Us, la más influyente a nivel continental, esa inclusión en un texto de referencia de la Unión, con valor vinculante para todos sus componentes, "constituiría una importante ruptura no sólo con el proyecto de los padres fundadores, sino también una intolerable intromisión en la soberanía nacional de los estados miembros en una materia tan sensible como el derecho a la vida, además de un ataque a la identidad misma de la civilización europea". Los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, proclamados en 2000 y luego en 2007 en una nueva versión, fueron el resultado de una Convención que se propuso el consenso como método de trabajo con exclusión de la imposición ideológica o partidista, todo lo contrario de lo que implica la pretensión de Macron. Como ha señalado Íñigo Méndez de Vigo, que fue vicepresidente de esa Convención, el propósito del presidente francés ataca frontalmente aquel espíritu y plantea la cuestión en términos que serán inaceptables para muchos estados miembros de la Unión, todos los cuales deben dar su aprobación para poder reformar un documento de esa importancia. Es imposible que ello suceda, de modo que la idea de Macron debe juzgarse irrealizable hoy por hoy, pero supone un nuevo jalón en la tendencia de las ideologías dominantes a correr en pos de una construcción excluyente de quienes se les oponen, cada vez más numerosos en las propias instituciones comunitarias, además de a ignorar los fundamentos que hicieron posible el sueño de la Europa unida.

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