La esquina
José Aguilar
Las pelotas de Bildu
El pasado miércoles se celebró en Madrid, muy cerquita del 'Km.0', la presentación oficial para España y el mundo de la 21º edición del Festival que se celebrará en nuestra ciudad las próximas semanas.
La directora del Teatro Villamarta y del Festival, Isamay Benavente, no pudo elegir mejor lugar para este acto. Se trata del Corral de la Morería, tablao emblemático de la capital del Reino, situado a escasos metros del Palacio Real, en pleno corazón capitalino.
El tablao tiene mucho arte. Y es que su dueña es Blanca del Rey, bailaora de primera que, además de ser artista, tiene un vínculo muy especial con nuestro Festival, del que como recordó su directora ha sido y es pieza fundamental.
Si además les digo que este epicentro del flamenco madrileño es reconocido no sólo por reunir a los mejores artistas del flamenco, nuestra expresión cultural más universal, sino porque su gerente e hijo de la dueña, Juan Manuel del Rey, es famoso en el sector por tener en su tablao una de las bodegas de vinos de jerez más completas de España -me apuntó que tiene más de 300 referencias, pero esto ya lo comprobaremos en próximos 'kilómetros'-; estarán de acuerdo conmigo en que el sitio estaba hecho para nosotros.
Este acto fue presidido por la alcaldesa Mamen Sánchez, quien estuvo arropada no sólo por la directora del Teatro Villamarta, sino también por el incombustible teniente de alcaldesa Paco Camas, la delegada de la Junta de Andalucía en la capital, Candela Mora, la bailaora jerezana Angelita Gómez -que tendrá su propio homenaje en este Festival, 'Angelita Gómez baile y magisterio', pinta muy bien-, Santiago Galván, también teniente de alcaldesa que llegó a última hora y aunque su desplazamiento a Madrid se debía a otros menesteres quiso arropar a su jefa; y por Ángeles Carrasco, directora del Centro Andaluz del Flamenco, que fue precisamente quien abrió el turno de intervenciones que dieron contenido a esta presentación.
Ángeles Carrasco destacó algo que todos nos debemos creer y es que un Festival de una transcendencia internacional como el nuestro -les prometo que lo desconocía pero por este Festival pasan miles de personas de los cinco continentes que vienen expresamente a conocer el flamenco en Jerez- es una pieza clave para lograr una "industria andaluza competitiva en el ámbito nacional e internacional"; y digo que es una pieza clave porque los festivales según esta directiva de la Cultura son el "principal escaparate que tiene el flamenco, nuestro arte más universal".
Si a esta reflexión le sumamos las palabras de Juan Manuel del Rey, anfitrión del acto, quien hizo una breve y acertada presentación afirmando que "el Festival de Jerez merece el apoyo absoluto de todas las instituciones de España y de Europa por ser tan valedor de la Cultura", no hay duda de que efectivamente estamos ante un pilar fundamental no sólo para nuestra 'patria chica', sino para todo nuestro país.
En este caso además Juan Manuel del Rey predicó con el ejemplo ofreciendo a nuestra ciudad un lugar a la altura de lo que queríamos presentar. Es un éxito conocer personas como él y su familia.
Y es ahí donde quiero incidir porque Jerez es afortunada por ser la cabeza visible del que quizás sea uno de los artes más universales que ofrece nuestro país. Un arte del que el mundo entero se quiere empapar y de ahí que buena parte de los cursos de flamenco que se ofrecerán en los días del Festival estén ya con el cartel de 'completo'. Porque no sólo Andalucía, sino España en el extranjero en muy buena parte es flamenco. Es Jerez. Por eso somos una tierra de personas orgullosas y valientes. No tenemos complejos de identidad, porque somos los que damos contenido a la identidad nacional.
Ese arte debe ser industria. No podemos cerrarnos en pensar que la única industria posible son las fábricas de tornillos. No es así. Y menos en este universo mundo en el que todo está globalizado y tantas personas tienen tanta hambre de cultura y de verdad.
En la misma línea estuvieron las intervenciones tanto de la alcaldesa Mamen Sánchez, quien destacó que el flamenco es parte de la "esencia de la ciudad de Jerez" y no quiso olvidar a nuestro otro niño mimado, nuestro vino, recordando los espectáculos que en torno a este Festival se celebrarán en bodegas jerezanas, lo que provocará el "maridaje perfecto entre el vino y el flamenco". Como una emocionadísima Isamay Benavente, que sin que me lo haya contado se ve a leguas que se ha esforzado muchísimo para sacar esto adelante y que está enamorada de la Cultura y de Jerez.
Dijo Isamay que en este Festival va a haber mucha poesía. Y la creo. La creo porque después de la foto de familia en la que subieron al escenario muchos de los artistas flamencos que participarán en el Festival -y que ya se arrancaron con las palmas-, nos regalaron un aperitivo de lo que van a ser estas semanas por nuestra ciudad. Y vaya aperitivo. Ya avisó al inicio Juan Manuel del Rey, con conocimiento de causa, que "el baile flamenco que reúne al cante, guitarra y al propio baile, es el espectáculo supremo de este arte"; y como decimos los picapleitos, lo acreditó. Porque salió al escenario uno de los artistas que nos acompañarán, Marcos Flores, hijo del Festival de Jerez, ya que desde niño ha estado participando en los cursos y talleres, y con su pequeña actuación llena de raza, fuerza, pureza, cultura, tradición y verdad, dejó sin palabras a todos los asistentes, en su gran mayoría flamencólogos, críticos, artistas y prensa especializada.
Y ante este panorama, a mí sólo se me vino una frase a la mente. Después de aquí no hay duda de que Jerez va a ir "de Madrid al cielo".
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