Alto y claro
José Antonio Carrizosa
¿Conspiración?
El presidente Griñán acostumbraba a contar una anécdota de Macmillan, primer ministro británico de 1957 al 63. Cuando dimitió le preguntaron qué había sido lo más difícil y contestó con elegante escepticismo: "lo más difícil han sido las circunstancias". A Juan Manuel Moreno las circunstancias ya lo frecuentan. El propio presidente de la Junta ha defendido este verano la marca Andalucía, para proteger el patrimonio inmaterial de la región del desprestigio de la epidemia de listeriosis, con tres muertos, seis abortos y más de doscientos afectados. Lo ha hecho Juanma Moreno al contraataque, sacando pecho de los servicios sanitarios andaluces, que según él han dado una lección al mundo. Así de sencillo. La misma bacteria provocó centenares de muertos en Sudáfrica y decenas en Dinamarca o Estados Unidos en brotes análogos, de ahí que se pretenda ese balance positivo de la tragedia.
Quizá no quepa hacer el mismo reconocimiento a los sistemas de inspección, ni a la celeridad con la que actuó el campechano consejero de Salud, cuya compostura es siempre la de una tertulia de sobremesa. Encima se ha repetido la alarma. Tras una empresa sevillana insensata, sin papeles en regla, sin autorización para operar en parte de sus instalaciones y sin cumplir el autocontrol, esta semana se decreta una segunda alerta sobre una industria de Paterna de Rivera. La marca se resiente y mencionarla ya implica preocupación.
No ha tenido un buen verano el presidente. Un escandalito a mitad de agosto le ha tocado de cerca. En un concurso de méritos se han nombrado directora interina del Conservatorio Superior de Danza de Málaga a su hermana. Él ha argüido que no ha habido trato de favor sino un procedimiento limpio y normal. También ha sacado pecho asegurando que los enchufes son cosa de tiempos anteriores. Pues no, señor presidente, se lo han dado a su hermana con un 30% menos de méritos que a otra candidata. Ni normal ni limpio. No existe el gobierno inoxidable. Y este nuevo ejecutivo andaluz al que llaman del cambio repite tics del pasado con enorme soltura.
En paralelo a esas circunstancias, Canal Sur inicia nueva programación, que es una buena prueba del algodón de la imagen de marca de Andalucía. El retrato folklórico y palurdo que se ha hecho de la región desde la RTVA no representa a una Andalucía moderna y avanzada que también existe. Los profesionales implicados tienen una tarea difícil, porque cambiar de público supone de entrada perder cuota de pantalla. Y la Administración socialista saliente ha dejado la audiencia de la cadena en mínimos, el déficit presupuestario disparado y una plantilla excesiva y desmotivada. Desde una radio televisión pública se puede hacer mucho por la marca Andalucía. No es fácil ni barato, pero vale la pena, si las circunstancias no lo impiden.
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