Jerez íntimo

Marco Antonio Velo

marcoantoniovelo@gmail.com

A Manolo Liaño en el 40 aniversario de Diario de Jerez

Manuel Liaño Pérez, toda una referencia de la crónica social de Jerez durante más de sesenta años de profesión periodística.

Manuel Liaño Pérez, toda una referencia de la crónica social de Jerez durante más de sesenta años de profesión periodística.

Por do quiera que asoma una efeméride, pita -a babor y a estribor- la singladura de una feliz constatación. Siempre de cara a la proa de la actualidad. Hoy, 8 de abril de 2024, podríamos -nunca al desgaire del calendario- abordar, en materia periodística, múltiples factores que alborean este apasionante oficio tan ligado a la promulgación y a la proclamación diaria de la verdad. Siempre en aras de la verificación de los hechos. Pura deontología profesional. Quizá pudiéramos, en efecto, tratar asuntos como los elementos que condicionan la noticia de las principales hazañas informativas en materia climática. Pero a tal fin nadie mejor que María José Cantalapriedra. O los microinfluencers como trabajo no remunerado que conecta marcas y consumidores en el sector publicitario. Mas para ello anteponemos las voces autorizadas de Clara Marchán o Beatriz Feijoo. ¿Tal vez el consumo incidental de noticias en Telegrama? Pecaríamos de osados al corresponder dicho discurso a la especialista Hada M. Sánchez. O bien los rasgos morfosintácticos del registro coloquial en el género del comentario radiofónico en España. Inútil intentona contando -como de hecho se cuenta- con el análisis certero del Alfonso Corral. Hoy no caeremos en las redes de la irresolución o de la indefinición. Porque estaríamos entonces en las antípodas de cuanto ahora -por derecho propio- procede. Esto es: felicitar con delectación/admiración a la criatura que vuecencia, querido lector, sostiene entre sus manos. Porque este medio de comunicación referencial en la ciudad, Diario de Jerez, cumple cuarenta años. Con una salud de hierro al tenor de la trayectoria profesional y la perspectiva de futuro y modernidad que avalan su estructura empresarial y su quehacer siempre en la cresta de la hora de este servicio público tan preñado de reputación y solvencia. Y nombradía.

Este cumpleaños nos deja buen sabor de boca y nada en el tintero. Si un artículo en prensa, más o menos literario, se configura como el soneto del periodismo, según acuñación de Francisco Umbral, este ‘Jerez íntimo’ imaginará que la memoria -la cotidianidad caliente y crujiente del día a día de nuestra Muy Noble Ciudad- ya se ha encargado de escribir y reescribir la metafórica composición de catorce versos endecasílabos que siempre constituye la mixtura, la urdimbre latente entre un periódico y la ciudad que narra y describe y desglosa en páginas de urgencia e inminencia. Como un minué de la inmediatez. Como un vals del castellano según la sinfonía de la posmodernidad. Como un servicio adscrito al rigor y a la independencia. Cuarenta años de periodismo de alto nivel cuya exégesis jamás pecó de chovinismo ni de un recalcitrante localismo. Sino más bien su anverso: noticias a pie de calle, trabajos de palpitante investigación y, a carta cabal de la estilográfica de columnistas de pulso y púa, la interpretación o la reinterpretación de un Jerez por lo común en la punta de lanza de lo ortodoxamente noticiable.

Resulta física y metafísicamente imposible -expresión coloquial que extraigo del gran concejal de Cultura que fue y fino escritor Carlos Manuel López- detallar aquí la larga lista de excelentes redactores y fotoperiodistas que han hecho posible la consecución de este laureado 40 aniversario. Personifiquemos la labor de todos ellos en la representación de los directores Manuel de la Peña, Rafael Navas, David Fernández y Daniel Lamparero. Y, permítanme la elección, el distingo, del cronista local Manuel Liaño Pérez, quien por descontado merece -por su templanza, por sus décadas al pie del cañón, por cuantos logros operó a favor de Jerez desde el empuje periodístico, por su narración costumbrista (de nombres propios en negritas), por su puesta en valor de las tradiciones y fiestas locales, por consagrar en negro sobre blanco cuanto de historia y sobre todo de intrahistoria de nuestra localidad emergía cada veinticuatro horas, por regalar a los jerezanos -de mil amores, de la noche a la mañana- los ecos de sociedad ‘Desde la calle Larga’. Conservando además un estilo lineal, musicalidad de teclado y fluidez, según la antigua usanza de su característica Olivetti.Liaño, cuya enseñanza procedía de los hermanos de las Escuelas Cristianas, impulsó el mundo de las cofradías, la cabalgata de los Reyes Magos, la notabilidad -de pitón a pitón- del orbe taurino, la Asociación de la Prensa, proyectos que no terminaban de fraguar o que resultaban paralizados por mor de una concatenación de factores adversos -como el caso de la reconstrucción de la iglesia de San Pedro a finales de los años 70-. Jamás escamoteó tampoco su capacidad de denuncia. Y fraguó el renombre de su firma: Manolo Liaño. Ernesto Sábato atribuyó la plena potestad estilística de los textos al demiurgo. Esta tesis es apoyada por el escritor Andrés Trapiello, quien sostiene que “lo difícil no es escribir, sino mirar”. Como quiera que sea, el artículo, sobre todo del cronista local, es un producto a menudo supeditado al prestigio de la firma. Léase aquello que Aristóteles en la Antigüedad y más reciente Fernando López Pan han denominado Ethos. Es decir: la credibilidad del articulista. Esto -nos remontamos a la maestría, por ejemplo, de Mariano de Cavia- lo consigue el periodista a través del uso no deliberado de uno de sus elementos clave: la presencia del yo en la base del texto. Liaño no pretendía persuadir pro domo sua. Era la linealidad de esa prosa descriptiva la que de alguna manera encandilaba al lector. Sirva este merecido recuerdo como agradecimiento genérico a Diario de Jerez en el maravilloso hito de su 40 aniversario.

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