Rafael / Navas

Música contra el 'Jexit'

Entre paréntesis

10 de julio 2016 - 01:00

DESDE la noche de los tiempos, la llegada de julio plantea en Jerez un debate recurrente acerca del papel de la ciudad en el verano de la provincia. ¿Debe ser Jerez actor (o actriz) secundario o principal? Jerez no se resigna año tras año a cerrar por descanso.

Raro es el gobierno municipal que no trata -sobre todo al inicio de su mandato- de buscar la mejor oferta para evitar el éxodo masivo de ciudadanos a otros lugares o para mitigar el hastío de quienes, por múltiples razones, tienen que quedarse aquí estos meses. El año pasado, sin ir más lejos, el todavía gobierno del Partido Popular anunció la construcción de una 'playa' en el parque González Hontoria. El proyecto no llegó a ver la luz porque el PP no continuó a partir de junio en el gobierno municipal, pero dio una idea de hasta qué punto el verano puede llegar a ser una obsesión en Jerez. Una ciudad que, recordemos, tiene una playa -en línea recta- a sólo 12,3 kilómetros de la zona sur. En coche, ni quince minutos.

Este es el primer verano en el que programa las actividades el gobierno socialista, pues el pasado se encontró con casi todo cerrado por el del PP. La apuesta cultural pasa fundamentalmente por la recuperación del ciclo 'Noches de Bohemia' en el Alcázar, el adelanto de los Viernes Flamencos en el mismo recinto, la creación de un "ciclo de música delicatessen" y "música para el alma" en los Claustros de Santo Domingo y otro de "músicas improvisadas" en el Museo Arqueológico. A ello hay que añadir la apuesta privada, entre la que destacan el concierto de bandas tributo 'It's only rock&roll' en Ifeca, el III Tío Pepe Festival en González Byass y la mencionada de Concert Tour en 'Noches de Bohemia'. Algunos locales han programado actuaciones y espectáculos junto al Ayuntamiento. El punto final será una Fiesta de la Bulería de tres días. Muchos grandes artistas vendrán gracias a todo ello: el regreso de Mercé a su casa, Ainhoa Arteta, Ismael Jordi, Lombo, El Cigala, Pablo López... etcétera. De primerísimo nivel y para todos los gustos.

Es una programación musical enfocada, naturalmente, a la noche. Ese momento del día en el que se puede competir con otras localidades costeras si se ofrece calidad en los espectáculos y en lo que les rodea, como la oferta gastronómica que ha ido en aumento en los últimos años y que invita a pasar más noches de verano en Jerez, evitando así el peligroso binomio carretera-alcohol.

Es lógico ver pasear a las cuatro de la tarde en agosto a sólo tres turistas despistados por la calle Larga con sus planos casi derretidos. No hay que lamentarse por ello. Las armas de esta ciudad, a la que siguen viniendo en verano miles de personas porque su nombre es una marca internacional, son otras diferentes a las de la costa en esta época del año. Y hay que saber usarlas, programando bien la oferta cultural, cuidando y mimando sus principales atractivos como su casco histórico y, muy importante, haciendo partícipes a los jerezanos para que no huyan más de lo debido (salir y conocer mundo es recomendable y saludable) en esa suerte de 'Jexit' de verano que en ocasiones lo que esconde es el fracaso como ciudad.

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