Este pasado viernes Jerez acogió un acto de los que construyen sociedad. Por cuanto fecunda y por cuanto proyecta. Su crónica no admite ninguna doble interpretación sino el espaldarazo –in hoc signo vinces- de todo catálogo de modernidad y progreso. Me refiero –nunc aut nunquam- a la convocatoria pública de la puesta de largo del modelo empresarial pionero que el emprendedor arquitecto jerezano Alberto Villagrán Fernández ha ideado siempre con la meta puesta en la satisfacción plena del cliente. Alberto es un empresario –adelantado por veces a su tiempo- de mentalidad abierta cuyo modus operandi suele casar con las alianzas –técnicas y humanas- de la imaginación. Ya dijo Henry Miller que la imaginación es la voz del atrevimiento. Y atreverse, según afirmación literal de Manuel Ortiz Guerrero, "es una virtud que pocos poseen". Alberto es hombre de lluvia fina: prefiere la solidez de la constancia a la euforia de un absurdo protagonismo omnímodo. Apuesta doble contra sencillo a favor de la empatía en detrimento del performance, de la hazaña pronta, de la proeza de patas cortas.

Bajo su dirección ha nacido el concepto transversal de la Consultora de Propiedades, resultado de cohesionar en una misma unidad productiva a excelentes profesionales –"y mejores personas"- del ámbito inmobiliario, jurídico, financiero, técnico, del tejido empresarial, de la arquitectura, de la comunicación, del marketing y de la gestión cultural. La propiedad como eje. ¡Ahí es nada: la amalgama posee sintonía de laser disc de un emprendimiento, de una inversión a la postre, de la redefinición de una idea sin parangón, cuyo vértice y cuyo índice se sustentan en la especialización interdepartamental! ¡En la mismidad creadora de los empleados en plantilla y en la reputada experiencia de los expertos asesores de las áreas externalizadas! Pensar con lucidez, trabajar a destajo, fortalecer la rentabilidad recíproca (principio de ganar-ganar) de las alianzas institucionales y entregarse a manos llenas a la ética deontológica: esto es: la búsqueda sin descanso de la excelencia profesional. Para satisfacer a los clientes. Para ofrecerles servicios integrales a la carta.

Esta Consultora de Propiedades desarrollará además una programación cultural de nuevo cuño y cosecha propia. Responde al latido de los contenidos de la Responsabilidad Social Corporativa de la empresa (RSC) -o lo que también conocemos como responsabilidad social empresarial (RSE) o inversión socialmente responsable-: la contribución activa, proactiva, y siempre voluntaria al mejoramiento social (al margen del objeto empresarial de creación de riqueza. Muy al margen, aunque indistintamente de modo complementario. Una empresa, en puridad, se significa por su "realidad total").

Nuestra alcaldesa Mamen Sánchez –presente en la inauguración de las nuevas oficinas de la Consultora de Propiedades de Alberto Villagrán- enseguida supo subrayar y, en su uso de la palabra, poner en valor la importancia capital de esta iniciativa cultural que de seguro cooperará con el postulado idéntico propuesto por el Ayuntamiento para los ciudadanos: la prioridad esencial de la cultura que, como proclamara Jacinto Benavente, "es la buena educación del entendimiento". Y es que "sólo el que sabe es libre. Y más libre el que más sabe", Unamuno dixit.

Subrayo al cabo el ideograma de la formación en gestión y dirección de empresas y organizaciones institucionales cuando también la disciplina cultural entra en juego. Si analizamos la comparativa del liderazgo empresarial de modelo transformacional frente al modelo transaccional enseguida deducimos que una de las premisas del emprendimiento a través de la cultura recae en los capítulos de la viabilidad económica -su sostenibilidad- y de la ancha creatividad de sus gestores. El pluridimensional universo del conocimiento propende a la búsqueda de recursos. Éste es el mérito que Alberto Villagrán ya aporta a un Jerez cada vez más abierto al mundo, a la cultura universal y a la riqueza del pensamiento.