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Nunca había reflexionado sobre el valor de las “ocurrencias”. Las aproximaciones académicas al término suelen hacer referencia a esa idea inesperada, original y repentina que en algún momento se nos viene a la cabeza. Pueden ser graciosas e ingeniosas; creativas y divertidas o, simplemente, curiosas. La curiosidad, justamente, es lo que siempre ha movido al periodismo: conocer, descubrir y contar todo lo que sea importante, útil o interesante; todo lo que alguien no quiere que contemos… Pero si lo enfocamos desde una perspectiva profesional, una ocurrencia estaría en las antípodas del esfuerzo y la planificación de casi cualquier sector productivo. ¿Se puede triunfar entonces a golpe de ocurrencias? ¿Podemos unir las ocurrencias a la innovación?
Hace unos días lo hizo uno de los empresarios que han dado la vuelta al campo andaluz y han levantado una de las empresas líderes del aceite de oliva a escala global. Juan Ramón Guillén Prieto, fundador de Acesur, factura hoy casi mil millones de euros al año pero comenzó ¡tropezando! Lo contó en el Palacio de Yanduri al recoger al IX Premio a la Innovación Agroalimentaria de Grupo Joly y Banco Santander. Se forró en una operación con Gadafi que se sacó de la chistera (a raíz de un barco con 100.000 latas de aceite que le robaron en aguas de Libia) pero también la lió cuando quiso sorprender con un champú de huevo (vio que tenía mucho éxito en Alemania) y se le echaron encima las peluqueras: “¡Es un desastre, huele a podrido!”. Y es que, literalmente, le echaron huevos; no esencias, ni polvos, ni extractos… ¡Huevos! En el doble sentido de la palabra.
Casi nonagenario, químico de profesión, Guillén Prieto no deja de inventar, de innovar, de esa forma tan sencilla y elocuente en que él lo entiende: “Se me ocurrían ideas que no se le ocurrían a otros”. Así de sencillo; o así de difícil.
Esas son las “ocurrencias” que valen la pena; las que son palanca de los visionarios y los pioneros. Aunque luego, en la receta del éxito, haya que sumar mucha constancia, esfuerzo y, por supuesto, conocimiento. Al otro lado están las maliciosas, frívolas y provocadoras, las que practican tantos políticos desde el populismo. Y ahí está Javier Milei, en Argentina, como exponente de actualidad; otro “peligro para la democracia” que sigue la estela de Trump. Sin embargo, la noticia esta semana no ha sido la esperada: han fallado las encuestas (¡otra vez!) y la gente no ha comprado sus ocurrencias. No del todo. Será dura la segunda vuelta, pero hay esperanza. ¡No todo cuela!
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